Otras obras de Vaneigem (y II)

Ya puestos a, recupero algunos artículos que en su momento fueron publicados en el diario Gara y uno en esta misma red

Varios artículos publicados que dan cuenta de algunas obras suyas

Nom de Dieu!

* Raoul Vaneigem(edition établie par)

L´Art de ne croire en rien” et “Livre des trois imposteurs

Rivages poche. 2002.

* Traité des trois imposteurs: Moïse, Jésus, Mahomet

Max Milo Éditions, 2002.

* Albert Jacquard

Dieu?

Stock / Bayard, 2003.

Desde que existen los humanos, éstos no han dejado de hablar y de preocuparse de la religión y de los dioses. Podría decirse que hasta demasiado. Por una parte, unos, han presentado a dios como creador de todo, como la unidad, como la necesidad, como la infinitud, como la perfección…han tratado de probar su existencia; por otra parte, otros, han hablado de la religión como de una mentira útil, el de más allá como del opio del pueblo, como una creación de los humanos de ese ser imaginario que luego ha usurpado todos los atributos a los humanos.

Observando lo dicho podría afirmarse que, al contrario de lo que dijese Aristóteles, en una frase célebre, que el hombre quiere por naturaleza saber, sería más exacto afirmar que lo que los humanos quieren, en verdad, es creer. Los seres humanos aman desde siempre las historias, aman que alguien les cuente cuentos, incluso aunque éstos parezcan increíbles, o sobre todo si lo son; se puede recordar así el dictum del padre de la Iglesia, Tertuliano cuando decía que creía porque era absurdo.

La impostura religiosa

No resulta sorprendente hallar textos ateos, o críticos con la religión, debidos a librepensadores o a filósofos ilustrados, o posteriores al tiempo de las Luces; baste con nombrar a Voltaire, Hume, Feuerbach, Marx, Bakunin…como ejemplos de las posturas críticas , mas lo que sí resulta verdaderamente chocante es el conocimiento de un texto que ha circulado clandestinamente durante la cristiana Edad Media, entre los siglos X y XVI, manuscrito con el significativo título de Livre des trois imposteurs, que quede claro a quienes se refiere: « en este mundo, tres individuos han engañado a los hombres: un pastor, un curandero y un camellero», por orden de aparición histórica se refiere a Moisés, a Jesús y a Mahoma. Este intempestivo escrito es un airado grito contra la estupidez, contra la superstición y contra la opresión religiosa siempre omnipresente, como dios. Salta a la vista, con este texto y otros que circulaban , cómo en la época oscura también existía un pensamiento libertino e impío.

Curioso resulta también, en otro aspecto, que el mismo documento vea las librerías en dos ediciones diferentes, simultáneamente: una con una introducción del mismo editor, Max Milo; la otra con un clarificador prefacio del desmitificador Raoul Vaneigem. Esta coincidencia se aplica únicamente al texto nombrado, ya que cada uno de los volúmenes presentados resulta complementario del otro al añadir otros documentos, e investigaciones sobre los posibles autores o inspiradores de la audaz y provocadora obra, que obtuvo un éxito extraordinario durante todo el siglo XVIII: ¿la sombra de Spinoza o de Federico II de Prusia, entre otros? Otras cuestiones se plantean igualmente acerca de la existencia de un solo texto o de varias copias, retocadas, etc.

Es libro es una crítica implacable contra las religiones como instrumentos al servicio del poder político, de la ignorancia del pueblo, más maleable de este modo para su obediente servidumbre; verdaderos gritos contra las mentiras de las religiones y sus mitos: la revelación, la encarnación y todos los demás mecanismos que funcionan para que la cosa marche: los dogmas, las historias y los clérigos, profetas, apóstoles que llevan a cabo su trabajo con el fin de extender los prejuicios entre las gentes. Resultan así los textos una resuelta defensa de los humanos y sus humanas capacidades: « lo que hay de cierto, es que la recta razón es la única luz que debe seguir el hombre, y que el pueblo no es en absoluto incapaz de hacer uso de ella tal y como se le pretende hacer creer ».

Ciencia y Dios

Por el camino de la duda avanza la reflexión del científico, comprometido igualmente con los excluidos, Albert Jacquard, como lo explica desde el inicio de su librito: «…adoptar la actitud de la duda que ha resultado tan benéfica en la aventura de la ciencia, en vez de limitarse a creer»; del más allá nada podemos decir que esté fundado sobre algún dato objetivo o que resulte de una demostración. Con estos principios y con la mirada puesta en el siglo veinte en el que todo ha sido puesto en solfa(al tiempo que explicando las innovadoras ideas de Einstein, Bohr, Hubble, Gödel, Crick y Watson y apoyándose en ellos y en Mendel, Max Planck, Bertrand Russell et alii), Jacquard va a leer el Credo, palabra tras palabra, y el Sermón de la montaña, textos aprendidos en una infancia modelada por el catolicismo, y con la mirada de un racionalismo científico va a señalar las faltas de las gruesas afirmaciones religiosas y se va a preguntar: « ¿porqué empeñarse en creer? ¿porqué sobre todo, constatando nuestras creencias, empeñarse en imponérselas a los demás? »… y en su recorrido finalizará negando la validez de las creencias (el credo) y se inclinará por un texto que bien le puede servir para inspirarse en sus elecciones y sus compromisos, texto en el que se señala « lo que hace falta vivir »(el sermón de la montaña)…despojándolo de supuestas connotaciones ligadas a la naturaleza divina u otras ensoñaciones inútiles y extrañas. Lectura inteligente y sugerente, la que se nos ofrece; lectura que abre muchas vías a la desprejuiciada reflexión.

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Lo ultimo de Vaneigem

+ Raoul Vaneigem

Rien nest pas sacré, tout peut se dire

La Découverte, 2003.

+ Raoul Vaneigem

Le Chevalier, la Dame, le Diable et la mort

Le Cherche Midi, 2003.

Justo el año anterior a la explosión del mayo francés, un par de obras vieron la luz que causaron sensación y escándalo depende de en qué ambientes: La société du espectacle de Guy Debord y Traité de savoir-vivre à l´usage des jeunes generations de Raoul Vaneigem. Ambas se convirtieron en manual de inspiración para los sectores más contestatarios de la contestación francesa; en los ambientes de Estrasburgo y entre los enragés de Nanterre, estas expresiones del situacionismo que no otra cosa eran causaron furor y animaron la fogosidad de las ganas de cambiar el mundo, luchando contra esta sociedad espectacular que pone el dinero en el punto más alto de sus sagrados valores. El texto del segundo de los nombrados, belga nacido en 1934, era una embestida en toda regla de todas las furias de la subjetividad contra todos los mecanismos que almidonan o paralizan de manera absoluta , controlando, desuniendo, jerarquizando y oprimiendo los impulsos que catapultan a los humanos a hacerse dueños de la voluntad de vivir plenamente, sin trabas, ni cortapisas. Desde entonces ha llovido mucho, mas nuestro buen hombre, alejado en la soledad de la campagne belga, no ha cesado en su empeño por luchar contra todas las plagas extendidas por este imperante reino de la estupidez. Y ello a pesar de las coletillas de un Albiac, por ejemplo, que despectivamente dice que Raoul no hace más que repetir las viejas cantinelas; de él no se podrá decir lo mismo, de repetir el catecismo althusseriano ha pasado a defender a capa y espada las doctrinas más antiguas que en el mundo son: el imperialismo yanki y sionista, y a luchar contra todas las señas de identidad como retrógradas siempre que éstas no sean las de Sharon…¡que son las santas y buenas elegidas por Javeh! Más vale como el belga, andar empeñado en tomar el cielo por asalto que no andar chapoteando en el mismo infierno,chupando la mano de los guardianes del fuego. Pero bueno, a lo que vamos…

Como decía, Vaneigem no ha cesado en su tarea de combatir contra las técnicas que hacen que los humanos permanezcan sumisos y sigan a la manada lejos de cualquier forma de autonomía personal; entre éstas, la religión y la sociedad de consumo son los mecanismos que ese amante de la existencia ha tomado como diana de sus ataques. Tras un paréntesis que le mantuvo mudo durante la década de los ochenta, la década siguiente fue prolífica, y con dicha carrerilla su productividad no ha cesado. Así este ultimo año, lo inició con un explícito Pour l´abolition de la société marchande. Pour une société vivante, y coincidiendo con la rentrée nos obsequió con dos sabrosos libros que son los que ocupan esta página

El primero, es un panfleto airado a favor de la libertad de expresión, a favor de que todo pueda ser dicho, que no es lo mismo decir que hacer, y que dicha libertad no se defiende limitándola contra los que hacen mal uso de ella, sino que se fortalece dejando exponer todas las ideas, pues la gente que ya ha alcanzado su mayoría de edad -en el sentido kantiano de la expresión, no en el cronológico- reconocerá aquéllas que le resulten más aceptables. Con el horizonte de poner en pie una civilización nueva y basando la libertad de « decir todo, de escribir todo, de pensar todo, de ver y oír todo en una exigencia primera según la cual no existe ni derecho ni libertad de matar, de atormentar, de maltratar, de oprimir, de obligar, de hacer pasar hambre, de explotar »; es decir, la lucha por la libertad se encuadra en un futuro igualitario y fraternal y en evitar la libertad de los depredadores.Salpica el veloz libelo el autor con algunos ejemplos como el referido a los atentados del 11S o a la hipocresía de algunos de los defensores del deber de memoria que hablando , por ejemplo, del denominado holocausto y sacando la lección de que no se ha de repetir, lo aprovechan para imponer el terror y para calificar de antisemitas a quienquiera que se oponga a su sanguinario comportamiento…Con Vaneigem nos movemos en medio de unas afiladas puntualizaciones a los discursos repetitivos, huecos y vacíos -como los sonajeros- que desvirtúan cualquier apuesta por una verdadera libertad.

La otra entrega, se mueve más por la esfera de lo personal, páginas cercanas al estilo de Montaigne, vienen a ser unas confesiones que nos abren las puertas a la vida del agitador belga, las de sus filias y sus fobias. Habla este caballero errante de la luz que difunde el amor, frente a la oscuridad del diablo, que anuncia la muerte, inscrita en la misma esencia de lo humano…y avanza el lúcido caminar entre fogonazos, constantes dudas, ninguna certeza…y la afirmación convencida de que « no creer en nada me autoriza a pensar que nada acaba ya que el amor es eterno y la vida siempre se recomienza »…El amor a la existencia se dispara en Vaneigem hasta el corazón de la eternidad.

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Vaneigem, el insaciable

+ Raoul Vaneigem

Nada es sagrado, todo se puede decir

Melusina, 2006.

+ Raoul Vaneigem

Le mouvement du libre-esprit

L´or des fous, 2005.

Hay gente que no se cansa, que mantiene el timón firme a lo largo de la vida, en una lucha impenitente por combatir las diferentes formas -y/o manifestaciones- de la estupidez que campan por sus respetos en este reino de la ídem en el que andamos sumidos; el pensador belga Raoul Vaneigem-uno de los situacionistas esenciales- pertenece a esta raza de incombustibles personajes que menciono. Desde su inevitable Le Traité de savoir –vivre à l´usage des jeunes générations (hay traducción variopinta, muy en concreto en lo que hace al nombre del traductor, en Anagrama: ¿ Javier Urcanibia?)-antes había escrito su memoria de licenciatura en filología románica en la universidad libre de Bélgica, sobre el conde de Lautréamont- las entregas suyas no han cesado de aparecer, siempre con un inequívoco centro de gravedad: una lucha contra el mercantilismo, contra las opresiones, contra los discursos normalizadores, y un canto exaltado al deseo, al hedonismo,…a la vida y a la libertad. Como dijese con tino Michel Onfray en su diario hedonista, «colocada bajo el signo de la vida, del nacimiento, de las fuerzas y energías que la manifiestan, el pensamiento de Vaneigem, deliberadamente del lado de la resistencia, se entrega toda entero a la causa de Eros, de Baco, de Dionisos y de un Prometeo que pondría su potencia al servicio de las causas libertarias».

Libertad de crítica

Hace tres años, cuando salió la versión original en francés, saludé ya, en estas mismas páginas, este panfleto encendido a favor de la más extrema libertad de expresión, cuya única posible carencia -según el autor belga- es su limitación o censura. Como ya reza el propio título: nada es sagrado, y, en consecuencia, debe existir una absoluta libertad de criticar, ridiculizar cualquier opinión, creencia e ideología, y a sus representantes: dioses, mesías, profetas, papas, popes, rabinos, imanes, bonzos, pastores, gurús, jefes de Estado, reyes, caudillos, etc., pues, al fin y al cabo, una cosa es el uso de la palabra y otra es el uso de la fuerza, de la acción para imponer las ideas, u opciones , personales a cualquier otro. Respeto a las ideas de cada cual, por chirenes que éstas puedan ser, de acuerdo, ahora bien, siempre que éstas no se pretendan imponer a los demás- en primer lugar, vía supuesta información y educación- teniendo en cuenta, en especial, a los niños. Su apuesta por la libertad plena, la combina con la embestida contra la hipocresía de quienes, en el fondo, reclamándose de unos derechos (de las víctimas, de la memoria…), se sirven de estos para machacar a los demás(que por lo visto no son hijos de dios).

Hedonismo medieval

Partiendo de que desde que surgió la sociedad dominada por la mercancía (agricultura ampliada hasta el consumo desaforado actual…), brota la opresión de la naturaleza y de los humanos (especialmente de las mujeres), y la religión aparece como antídoto del temor y unida al más absoluto desprecio a la naturaleza, a las mujeres, oprimiendo el cuerpo en nombre del espíritu, despreciando la tierra en nombre del cielo, propagan el odio y la crueldad en nombre del amor, y así…

En la presente ocasión, la obra vio la luz en su primera edición hace ahora veinte años, Vaneigem se zambulle en el medievo para romper con la visión oficial de que en aquellos años todo era agua bendita e incienso, para detener su mirada en una serie de seres -no pocas mujeres- y obras que echan por tierra la monolítica visión sobre tales años. Figuras que de manera intempestiva resistieron con rabiosa radicalidad al oscurantismo, proponiendo a cambio una emancipación de hombres y mujeres, en lucha encarnizada contra la misoginia y el patriarcado dominantes. Sombra y sol, entre el poder celestia l(y demencialmente terrenal) de la Iglesia , y aquéllos que se salían de las normas dominantes (empezando por los cátaros, y siguiendo con una retahíla de personajes, estudiados, desde tal época hasta el Renacimiento).

La obra de Raoul Vaneigem es como un palimpsesto que se escribe y se reescribe afinando para hallar la postura exacta. Tal aspecto han solido utilizar como crítica a sus escritos, los listillos biempensantes de turno, puesbien podría decirse, uno, que el belga sigue la senda de Voltaire cuando dijese que se seguiría repitiendo lo mismo mientras los demás repitiesen sus equivocados comportamientos, y dos lo que dijese el libertario Élie Faure: « cada obra nueva, perteneciente a un hombre deseoso de devenir él mismo, no es más que rectificación del precedente, en el que ya puntualizaba su angustia de no estar totalmente de acuerdo con su propio pensamiento. Representa la necesidad de realizar al fin esta armonía sin cesar aproximada y nunca alcanzada cuyo deseo le atormenta». ¡Así Raoul Vaneigem!.

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Reinventar el amor

+ Alain Badiou

Éloge de l´amour

Flammarion, 2009.

+ Raoul Vaneigem

De l´amour

Le Cherche-Midi, 2010.

En estos tiempos de individualismo feroz, de sálvese quien pueda, parece demodé hablar de ese sentimiento humano, el asunto parece como pura blandenguería romanticona o cosa por el estilo; o se habla para mostrar sus peligros, el camino al abismo. Llama así la atención que dos libros sobre el asunto aparezcan, siendo sus autores seres comprometidos en las luchas políticas desde hace años. Desde ubicaciones bien distantes en sus posicionamientos: uno militando en una organización marxista-leninista (maoísta) hasta hoy, inicialmente a la sombra de Louis Althusser, y filósofo destacado y considerado, en la actualidad como una de las personalidades de izquierda más en auge; el otro, formando parte de la Internacional situacionista influyendo en mayo del 68 con su Tratado de saber vivir para uso de jóvenes generaciones y manteniéndose desde entonces en lucha permanente contra la sociedad mercantil. Afirmaba el poeta Arthur Rimbaud que « el amor se ha de reinventar, es sabido». Pues bien, los libros que traigo a esta página tratan de hacerlo.

Diálogo

En animada conversación con Nicolas Truong, organizador de un Théatre des idées que lleva adelante en paralelo al Festival de teatro de Avignon, Alain Badiou expone sus ideas acerca del amor, de esa escena de dos que muestra la mirada de la diferencia, de la alteridad, frente a la mirada de la identidad; es la mirada combinada de dos. Reivindica el filósofo la importancia del amor, del verdadero amor, frente a las patrañas mercantiles -vía internet, por ejemplo- que no hacen sino extender a nuestro modernos tiempos los matrimonios de conveniencia -basados en la certeza, el calculo, la previsibilidad,, la necesidad…- que no dejan lugar a aspectos esenciales de ese sentimiento afectivo y total, que tiende hacia lo infinito y lo eterno en la inmanencia y en la temporalidad y que supone un encuentro (acontecimiento), una declaración, una duración y una construcción que, con sus más y sus menos y con sus altibajos, avanza en su consolidación -siempre bajo el signo del azar- hacia adelante; así ante el temor de las dificultades, de las debilidades o de la aparición de rivales…la tendencia actual conduce a asegurarse a todo riesgo y como una de las estrategias: la familia como reguladora, igual que en política será el Estado quien regule…

Frente a la amenaza securitaria, o la de su vaciamiento en una simple forma de gozar (confundiendo amor y simple deseo), Badiou va exponiendo su postura ampliando el marco perceptual del amor a sus relaciones con la filosofía, la política, el arte. Entre los filósofos enfrenta la postura anti-amorosa de Schopenhauer con el otro extremo, representado por Kierkegaard y su distinción de tres etapas ( estética, ética y religiosa) que ha servido de base -en especial la última- para trazar un signo de igualdad entre amor y matrimonio. No podía faltar, obviamente, hablando de amor y filosofía el recurso a Platón y su afirmación de que el amor es un impulso hacia la verdad, ya que en impulso amoroso se da un germen de lo universal; ciertas aclaraciones distinguen amor y sexo, que ciertas teorías llevan a identificar, y se apoya en alguna afirmación de Lacan (no hay relación sexual) y en algunas consideraciones de Simone de Beauvoir sobre las sensaciones post-coito. Así delimita como el sexo refuerza a uno por mediación del otro, mientras que el amor nos conduce más lejos, es más abarcante pues se dirige a la totalidad del otro, sin trocearlo. [ Diré que sobre la sorprendente afirmación lacaniana y su interpretación acaba de ver la luz una obra conjunta de Barbara Cassin precisamente con unas apostillas de Alain Badiou: Il n´y a pas de rapport sexuel. Deux leçons sur “L´Étourdit” de Lacan ( Fayard, 2010); libro que sin duda es de lectura más ardua que el que comento].

Se desmarca Badiou de las tres concepciones filosóficas dominantes en lo que hace al amor (romántica, comercial o jurídica, escéptica) ya que según su visión no se puede reducir a ninguna de ellas, ya que éste es una construcción de la verdad entre dos, experimentando el mundo a partir de la diferencia, incluyendo naturalmente el deseo sexual, sus pruebas y sus consecuencias en la experiencia amorosa que es la fijación del azar dando forma al comunismo mínimo, de dos. Más adelante se referirá a la política como búsqueda de la verdad, en un plano colectivo y sus diferencias con el amor al estar regida – en su propia esencia- por la designación del enemigo, y al arte como expresión del amor, y hasta de reducción del primero a lo segundo; con la guía de los postulados surrealistas, y del amor como desbordando toda posibilidad de ley, de lógica…

Decía san Agustín que todos amamos amar, si bien también es verdad que todos amamos ser amados, y si no lo logramos al menos amamos que nos lo cuenten, como muestra la historia de los humanos que aman que les cuenten historias, y aman las verdades -en sus diferentes formas- «aun no sabiendo que las aman». En el horizonte, «la hipótesis comunista» que facilitaría la renovación del sentimiento amoroso( « las formas futuras de la política de emancipación deberán inscribirse en una resurrección, un relevo, de la idea comunista, la idea de un mundo que no es entregado a los apetitos de la propiedad privada, de un mundo de la asociación libre y de la igualdad».

Circunloquio

Si las reflexiones del autor de dos sabrosos manifiestos a favor de la filosofía se leen con gusto y placer, se saborean en su condensación, las ideas expuestas por el belga Raoul Vaneigem se mueven en una potente intensidad, dilatada, extendida en su contención, que se desenvuelve, si se quiere, más a ras de suelo, de corazón, de cuerpo y de sentimientos básicos y concrecciones cotidianas y empíricas, elaborando una cartografía- expuesta a contrario de lo que se predica y tergiversa a través de la comercialización, la moralización, la judicialización- que nos coloca ante los celos, las prohibiciones religiosas, las domesticaciones psicológicas y otras cuestiones absolutamente presentes en todo dios (la posibilidad de amar a varias personas a la vez, ciertas “verdades” sobre el placer femenino, el incesto, las relaciones sádicas, las violaciones, la edad y la supuesta incapacitación, los niños, puritanismo, los fetichismos varios, el libertinaje etc. …); nada que ver, nadie se confunda, con consultorio y autoayudas. En esta sociedad, la vida amorosa ( « el amor…el más inocente, el más espontáneo, el más gozoso de los sentimientos humanos ») se ve cercada, marginada, debido a los avatares que hacen que los sujetos (sujetados) se sientan agobiados (sujetos) por los temas de la mera subsistencia; esto hace que una experiencia tan importante para los humanos, pierda su relevancia ante los asuntos más perentorios del poder, el provecho, etc. Raoul Vaneigem, en unas páginas que se deslizan con suavidad por las manos y los ojos lectores debido a las atractivas derivas temáticas y a la belleza de la prosa del ensayista, propone ahondar en la vena subversiva del amor, en la senda de superar la civilización mercantil en pro de una civilización viva cuyo eje sean los seres verdaderamente humanos… y en ellos el amor ha de jugar un papel esencial, como un devenir en marcha constante, ya que « el nuevo mundo será amoroso o no será ».

Dos libros lúcidos y lúdicos- el segundo hasta el ronroneo- que conducen a unas inevitables y sabrosas rumias, con las que el bueno y armonioso Charles Fourier estaría de acuerdo y hasta se pondría gozón , con perdón.

Artículo publicado en esta misma red el año pasado:

El incombustible Raoul Vaneigem – Kaos en la red

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