1937-2020: 83º Aniversario de las Jornadas de Mayo en Barcelona

 

En conmemoración de aquellas históricas Jornadas de mayo de 1937 en Barcelona, volvemos a reproducir el presente artículo. Es deseo del autor que, en los momentos políticos que estamos viviendo, la clase obrera y los movimientos sociales, extraigamos las lecciones que, con toda seguridad, nos aporta este trabajo.

El artículo que publicamos aquí, redactado en mayo de 2008, mantiene toda su vigencia, sólo habría que incluir el nombre de algún nuevo partido político o algunos nombres de nuevos “dirigentes” de esos partidos, puestos en escena en los últimos años. Del mismo modo, en el punto de su introducción que se refiere a la “monarquía bonapartista de Juan Carlos”, habría que sustituirlo por la “monarquía borbónica/franquista de Felipe VI”. Salvo estas observaciones, el conjunto del artículo podría ser firmado a fecha de hoy.


1937-2008: 71 Aniversario de las Jornadas de mayo

1.– INTRODUCCIÓN.

Las jornadas de mayo de 1937 en Barcelona marcan un punto decisivo en la correlación de fuerzas de las dos clases enfrentadas con las armas en la mano, burguesía y clase obrera, desde el 19 de julio de 1936. En dos frentes: Contra el fascismo en los campos de batalla por un lado y por el otro en la retaguardia desde los destacamentos revolucionarios contra la burguesía “republicana” y su fiel aliado, el estalinismo. A partir de los decisivos enfrentamientos de mayo la balanza se empieza a inclinar a favor de la contrarrevolución. Ésta asesta un duro e irreparable golpe al feudo de la revolución, Barcelona.

Fueron precisamente las direcciones de la clase obrera con su actuación las que se pusieron a la cabeza de la contrarrevolución, realizando el trabajo que los fascistas no pudieron realizar el 19 de julio de 1936; siendo éstos derrotados por los obreros revolucionarios.

El PSUC actuó como agente directo del gobierno burgués de la Generalitat, con las armas en la mano contra los trabajadores apostados en las barricadas organizados mayoritariamente en CNT-FAI y POUM.

El “cuerpo a cuerpo” que necesitaban y no podían realizar las tropas franquistas, después de diez meses de guerra, para derrotar la revolución y tomar Barcelona, no les fue preciso. El PSUC aliado con la burguesía republicana de Catalunya y la guardia de asalto, defendiendo la “legalidad“ de la República hicieron el trabajo sucio. Sumándose a la traición, cubriéndole las espaldas y haciendo la función de “quinta rueda”, los partidarios de Juan García Oliver, Federica Montseny y la dirección del POUM, que como los anteriores entraron a formar parte del Gobierno del Frente Popular.

A partir de mayo de 1937 la clase obrera se quedó sin dirección, en este sentido y, a partir de esa evidencia, se puede afirmar con ROTUNDIDAD que si la clase obrera fue vencida por el fascismo se debió a que fue TRAICIONADA POR SU DIRECCIÓN.

Durante las jornadas de mayo de 1937 todo el mundo quedó situado en su verdadero lugar, sin lugar a dudas.

Analicemos el trabajo a grandes rasgos de cada una de estas fuerzas responsables de las históricas y decisivas batallas, las ya conocidas aunque no detalladamente por todo el mundo “JORNADAS DE MAYO DE 1937 EN BARCELONA”. La gran mayoría de los que estuvieron en el frente de batalla o en la retaguardia ya no viven, éstos ya no pueden hablar sobre esos trágicos acontecimientos. Santiago Carrillo ha relatado siempre interesadamente, en todo caso, la versión oficial de la época: fue una sublevación en la retaguardia que se pensaba ponía en peligro la República y que había que sofocar”. Por parte, incluso, de algunos historiadores actuales que se definen de “izquierdas”: “lo de mayo del 37 en Barcelona, fue producto de las diferentes ideas habidas en el bando republicano”, “fue una crisis dentro del antifascismo catalán”. Por último la versión de los estalinistas más radicales: “fue una provocación de un pequeño grupo de <Faístas>”. Todas estas versiones expresadas por personas que vivieron esa situación y en especial por algunos investigadores actuales de la historia, son simples falacias apoyadas deliberadamente en el desconocimiento de mucha gente sobre este tema. Sin embargo, por suerte, las generaciones actuales podemos tener un conocimiento independiente bastante aproximado de aquél periodo, consultando hemerotecas, estudiando los libros de los analistas honestos de la época y los de la actualidad. No obstante, depende de la HONRADEZ, la INTEGRIDAD personal, la defensa de la VERDAD, el AMOR por los demás y del criterio de clase con el que nos aproximamos a estudiar la historia, esas cualidades son exigibles básicamente a todos los historiadores “progresistas” en particular y en general a todos los políticos y dirigentes sociales que se autodefinen de “izquierdas”, para todas las disciplinas y facetas de la vida.

Este análisis es “piedra de toque”. El autor de este trabajo, a través&nbsp estas líneas, desea denunciar a todos aquéllos historiadores y “políticos” que desde la izquierda “oficial” no dicen la verdad sobre este tema de tanta trascendencia, al contrario, participan en mantener a la sociedad en la amnesia sobre la historia, pactada por PSOE, PCE y algunos franquistas disfrazados de “demócratas” en el “Pacto de Reconciliación Nacional”, al inicio de la “transición”. Un servidor pretende con este trabajo incitar a todas aquéllas personas honestas, de buena fe, apasionadas por la historia y defensoras de la verdad, al estudio de esta disciplina, a la reflexión, al debate, a la acción y colaborar en el desarrollo de una opinión independiente, para tener un conocimiento lo más aproximado posible, hoy día, después de 71 años, sobre el papel que están jugando en favor de la burguesía, por medio de apoyos a la Monarquía bonapartista (régimen político que se apoya en las direcciones reaccionarias de la clase obrera y en el Aparato del Estado para llevar a término su política) de Juan Carlos y al Gobierno del PSOE en los temas llamados de Estado, de todos los partidos de la izquierda del arco parlamentario: PSOE, PCE-IU, PSUC-IC-V, EUiA y las dóciles burocracias sindicales de CC.OO y UGT.

En este punto cabe remarcar el descaro de aquéllos partidos (incluyendo algunos extraparlamentarios), algunos intelectuales y dirigentes políticos supuestamente “progresistas” y de “izquierdas”, que durante estos días no se ruborizan al conmemorar el 77 aniversario de la proclamación de la II República (burguesa). ¡Incluso, otros (Julio Anguita entre ellos) tienen la desvergüenza de abogar por una III República! Fue durante el mandato de la II que se cometieron varios episodios de represión atroz contra movimientos de insurrección obrera, citemos algunos de los más destacados: enero de 1932 el levantamiento minero de Fígols (Pirineo catalán) es aplastado por orden directa de Manuel Azaña, la revolución de Asturias de octubre de 1934 fue igualmente aplastada bajo el mandato de la república burguesa y por último la represión de los obreros en Barcelona, mayo del 37. Los hechos son testarudos e incuestionables, la historia nos demuestra en el estado español que, en lo fundamental, podemos afirmar que no existe ninguna diferencia entre república burguesa y monarquía “parlamentaria”.

Cuando desde la llamada “izquierda” se está reivindicando la República de 1931 se está ultrajando la memoria de miles de luchadores antifascistas, que por luchar por el ideal de un cambio social cayeron en manos de la burguesía “republicana”, del estalinismo y del fascismo.

Si no fuese por algunas “mentes” suspicaces y de mala fe, no sería necesario comentar que para la clase obrera y las capas medias progresistas siempre es mejor una “democracia” burguesa, ya sea en forma de monarquía “parlamentaria”, o república burguesa, antes que un fascismo. Sin embargo, la clase obrera y las capas medias progresistas debemos luchar contra cualquiera de estas tres formas de dominio burgués, por una sociedad más justa y que satisfaga todas nuestras necesidades. Aquéllos que desde la llamada “izquierda” se auto-proclaman “demócratas” ya no luchan ni siquiera por reformar el sistema capitalista, porque ya no aspiran a más, están en el sistema que les proporciona toda una serie de privilegios a cambio de entregarse a él&nbsp y poniendo el “freno” a la clase obrera.

Después de las pasadas elecciones generales del 9 de marzo desde muchos sectores situados a la izquierda del PSOE se está abogando por la unidad y planteando la necesidad de una refundación de la izquierda, cabe preguntar: ¿unidad de quién y para qué?, ¿cuál es esta izquierda que hay que refundar?, ¿bajo qué principios de clase debemos constituir esa nueva izquierda?. Por el contrario, si la izquierda que se desea refundar debe ser más moderada aún para conseguir más votos, si es eso lo que pretenden Gaspar Llamazares y Julio Anguita con respecto a IU, entonces,&nbsp sería más “inteligente” y “operativo” que se fusionasen con el PSOE.

Todas aquéllas personas de la izquierda genuina debemos realizar un balance de la práctica llevada a cabo hasta la fecha para tomar las medidas correctoras oportunas.

La sociedad como la naturaleza se desarrolla, no de una forma rectilínea sino en espiral, a saltos, a veces abruptos, de lo pequeño a lo grande, de lo individual a lo universal y así infinitamente, nuestra práctica conscientemente debe seguir ese camino dialéctico. Todo el mundo sabe que el PRESENTE se define como el devenir del PASADO. La historia se conforma, se construye a través de la acumulación dialéctica de infinitos PRESENTES. Las personas individuales y la sociedad en su conjunto vivimos siempre en el PRESENTE, no puede ser de otro modo. La historia es PASADO pero está contenida en el PRESENTE, ésta se abre paso y se desarrolla hacia adelante, hacia el FUTURO independientemente de nuestro pensamiento. Sin embargo, en ella intervienen los hombres y las mujeres a través de su actividad social y es el resultado de la&nbsp práctica colectiva de millones de personas, las masas con sus líderes y sus organizaciones las que modifican, dan contenido y un rumbo determinado a la historia. En la sociedad dividida en clases la LUCHA de éstas es el motor de la historia.

Ahora que está tan candente el tema de la “Ley de la memoria Histórica” podemos y debemos luchar por una “Ley del conocimiento y de justicia social de la Historia”. Esta “Ley” debería ampliarse a toda la etapa franquista, desde la Guerra Civil y hasta el 23-F. Para la clase obrera y las capas medias progresistas ésta aun quedaría incompleta por lo que debería también contemplar todo el periodo de la República burguesa. Fue también durante ese periodo que murieron y fueron represaliados miles de obreros y muchos de sus dirigentes genuinos en manos de la burguesía “republicana” primero, y en manos del estalinismo, en la retaguardia en el seno de la izquierda, después. Aquéllas personas que se irritan cuando se entra en este importante tema, conscientemente algunas e inconscientemente otras debido al desconocimiento de la historia, están bendiciendo las atrocidades realizadas por Stalin y el estalinismo en la Unión Soviética en particular y la traición a la clase obrera española e internacional en general. Éstas se crispan, seguramente, también, si desde la izquierda genuina se reivindica sea denunciado socialmente ese periodo de nuestra propia historia.

Debemos decir que no es posible la reconstrucción o la refundación de una nueva izquierda para defender y luchar por los interese de la clase obrera y las capas medias progresistas (si es lo que realmente deseamos) si no nos ponemos de acuerdo en que hay que analizar nuestro pasado de una forma crítica y sincera, para así encauzar correctamente nuestra actividad en el PRESENTE y en el FUTURO, de lo contrario se puede hablar indefinidamente que hay que hacer esto, o lo otro y no cesar en incurrir en los mismos “errores”.

Sin alejarnos del tema que nos ocupa, aunque sí cronológicamente en el tiempo, pasemos al punto central del presente trabajo:

La clase obrera derrotó al fascismo.

2.– ¿QUIÉN TEME LA VERDAD…? MAYO DE 1937

El lunes 3 de mayo, a las 3 de la tarde, 3 camiones cargados de guardias de asalto llegan a la Telefónica, al mando del comisario de “Orden Público”, miembro del PSUC, Eusebio Rodríguez Salas, con la orden dictada por Artemi Aiguadé i Miró, amigo de Joan Comorera, miembro de Esquerra Republicana de Catalunya y Conseller de Seguridad Interior de la Generalitat de desalojar la telefónica. Ésta había sido tomada por los trabajadores y controlada por un comité formado por CNT-UGT desde el 19 de julio de 1936. Era una posición muy valiosa, desde allí la CNT controlaba todas las llamadas telefónicas del gobierno de la Generalitat, conquistada por los obreros revolucionarios en los intensos enfrentamientos comenzados a partir de las 8 de la mañana con los toques de sirena y salida a la calle de los obreros de todas las fábricas de Barcelona para hacer frente a la reacción fascista, al complot de las tropas franquistas. Los obreros respondieron masivamente en todo Barcelona levantando más de mil barricadas; derrotando el levantamiento fascista en 36 horas de duros enfrentamientos con un saldo de 500 muertos y 300 heridos.

3.– BARCELONA FEUDO DE LA REVOLUCIÓN

La clase obrera victoriosa toma el control de todo Barcelona. Fábricas, servicios públicos, edificios oficiales, cuarteles, etc, fueron tomados y controlados por los obreros insurrectos. En el edificio de la Telefónica se enarbolaba la bandera rojinegra de la CNT, visible desde cualquier punto de la ciudad y el edificio del Fomento del Trabajo, fue convertido en cuartel Marx por el POUM. El cuartel de Atarazanas denominado “cuartel Voroshílov” y la Pedrera fueron tomados por el PSUC.

Barcelona se había transformado en dos días en el motor de la revolución española, de la que partirían, a partir del 23 de julio, la Columna de Durruti junto a otras, sumando un total de 10.000 voluntarios armados, para hacer frente a la reacción fascista en Zaragoza. De hecho quienes controlaban la vida social en Barcelona y Catalunya era la clase obrera armada y organizada mayoritariamente en CNT-FAI. Barcelona es el ejemplo, por excelencia, del doble poder establecido por la clase obrera en la mayor parte del estado español, a partir del 19 de julio de 1936.

4.– PAPEL DEL ESTALINISMO

Para entender el trabajo de agentes de la burguesía española realizado por los estalinistas españoles PCE-PSUC en 1936-39, hay que analizarlo en el contexto de la línea adoptada por el estalinismo internacionalmente a partir del VII Congreso de la Internacional Comunista (3ª Internacional). La falta de una dirección revolucionaria en el seno de la clase obrera en España y la situación objetiva internacional de derrotas en Alemania, Italia, etc. y el ascenso, en consecuencia, del fascismo en los países europeos. En cuanto al estalinismo se refiere, el mismo complot que desembocó en las “Jornadas de mayo de 1937” fue diseñado deliberadamente desde Moscú por los servicios secretos de Stalin, la GPU (antecesora del KGB) y el PSUC antes del mes de mayo, de hecho estaba previsto para el mes anterior, abril. Sobre este punto al respecto insistiremos más adelante.

Entre julio- agosto de 1935 el estalinismo celebra el VII Congreso del Komintern (3ª Internacional o Internacional Comunista). Este congreso después de siete años sin haberse reunido, es parte de la política del estalinismo llevada a término desde 1923 en la Unión Soviética, para tratar de impedir el desarrollo del trotskysmo, el movimiento revolucionario continuador de las tradiciones del bolchevismo-leninista.

5.– LOS “FRENTES POPULARES”, FÓRMULA ESTALINISTA

En el VII Congreso de la I.C. se aprueba por toda la Internacional, ya estalinizada, la adaptación y subordinación completa a la burguesía europea e internacional (en este congreso estaba presente una delegación española del PCE de cinco personas entre ellas; Dolores Ibárruri “La Pasionaria”, José Díaz, Antonio Sesé, etc). A través de la nueva fórmula estalinista de los “Frentes Populares” cuyas filas podían estar formadas y, según palabras del discurso de clausura del búlgaro Georgy Dimitrov, ideólogo de esa “teoría” y Secretario de la 3ª Internacional, “por comunistas, socialdemócratas y católicos”. Ésta era la instrucción para todos los partidos de la Internacional estalinista: unirse con partidos burgueses, supuestamente para “frenar” el avance del fascismo, éste había triunfado en Alemania e Italia. Con esta fórmula el estalinismo internacional, colaboraba hasta donde hiciese falta con la burguesía “democrática”, inglesa, francesa y con la española en 1936. La esencia de esta contrarrevolucionaria formación del “Frente Popular” era impedir la victoria de la revolución proletaria, impidiendo el derrocamiento de los gobiernos burgueses, como forma de derrotar al fascismo.

León Trotsky analizando los frentes populares, en diciembre de 1937, en su libro España 1936-1939, pág. 129, Akal Editor, pone como ejemplo un símil magistral: “La ley del paralelogramo de fuerzas resulta verdadera incluso en política. Como se sabe, cuanto más divergen las fuerzas, la resultante es más corta. Cuando los aliados políticos tiran en direcciones opuestas, la resultante es cero”. Por consiguiente, L. Trotsky, en otro momento, en septiembre de 1938, a raíz de la amarga experiencia que se está viviendo en España derivada de la política nefasta del “Frente Popular”, en su Programa de Transición, en el apartado “EL PROLETARIADO Y SU DIRECCIÓN”, escribe: “…Los “ frentes populares” por una parte, el fascismo por la otra, son los últimos recursos políticos del imperialismo en la lucha contra la revolución proletaria…”.. Con la fórmula del “Frente Popular contra el fascismo” el estalinismo, la socialdemocracia y sus aliados la burguesía “republicana” pretendían (y pretenden aún, conscientemente o inconscientemente, todos aquellos que simpatizan con semejante formación) colar en la clase obrera y en las capas medias que el fascismo era y es una nueva clase social y que el mundo capitalista está formado por dos clases sociales, los llamados “demócratas” y los fascistas. Calificando a éstos últimos de ser el enemigo más inmediato y más peligroso que el capitalismo. Con estos razonamientos acientíficos, antimarxistas y contrarrevolucionarios el estalinismo y sus aliados trataban de ocultar que el fascismo es producto directo del capitalismo, impuesto por el capital financiero, apoyándose directamente en el ejército y la policía y que la única forma de derrotarlo es acabando con el capitalismo.

El programa del “Frente Popular” presentado ante las masas en las Elecciones Generales de febrero de 1936&nbsp era una adaptación completa a la burguesía. Para atraer el voto de las masas oprimidas el programa comprendía algunos puntos progresistas como el castigo de los responsables del aplastamiento de la revolución de Asturias, la readmisión con indemnización de los obreros despedidos por los patronos por motivos políticos durante el “bienio negro” (1934-35), amnistía para los presos políticos a raíz de la insurrección obrera de Asturias y la creación de escuelas. El programa (en su redacción también participó Vicente Uribe Galdeano, portavoz del PCE) del “Frente Popular”, en lo fundamental, frente a la propiedad privada y el aparato de estado burgués, declaraba explícitamente respeto mutuo. Sobre estos dos puntos clave, esa era y aún sigue siendo en la actualidad (2008) la política real del PSOE, PCE, PSUC y su “marca electoral” respectiva, IU en el estado español e IC-Verds-EUA i A en Catalunya.

El PCE de José Díaz-“La Pasionaria” de ser una fuerza minoritaria (en las Elecciones de 1933 obtuvo un solo diputado) pasó a obtener 17 diputados en las Elecciones de febrero de 1936. El voto mayoritario de la clase obrera y las capas medias al “Frente Popular” fue un voto contra la derecha y el fascismo. Según datos obtenidos de la obra del hispanista Hugh Thomas, “La guerra civil española” el resultado fue el siguiente: 4.654.116 de votos (34,3%) y 268 diputados al “Frente Popular”, 4.503.505 (33,2%) y 205 diputados al Frente Nacional. En este “frente común” de la burguesía estaban integrados partidos de derechas como la CEDA de Gil Robles (PP en la actualidad) y partidos monárquicos.

El “Frente Popular” obtuvo 263 diputados, de los cuales 158 pertenecían a los republicanos, 88 al PSOE, y 17 al PCE. A pesar de ello, el gobierno que mandó a formar Niceto Alcalá Zamora (Presidente de la República) a Manuel Azaña fue un gobierno enteramente republicano-burgués el cual no contemplaba ni un solo “socialista” y ni un solo “comunista”. La aceptación tanto del PSOE como del PCE de no formar parte del nuevo gobierno había sido acordada previamente al pacto de la formación del “Frente Popular” (15 de enero). En ese pacto, tanto el PSOE como el PCE se comprometían explícitamente a apoyar desde fuera al gobierno que surgiera de las elecciones de febrero, al gobierno del Frente Popular. El gobierno formado no respondía para nada a los intereses de las masas que habían votado al “Frente Popular”, un gobierno formado exclusivamente por republicanos burgueses de partidos de la pequeña burguesía, defensores de la propiedad privada y del estado burgués.

Una de las primeras medidas tomadas por el nuevo gobierno fue el mantenimiento del “estado de guerra” decretado por el gobierno anterior “en funciones”, al día siguiente de las elecciones. El nuevo gobierno no tomó la más mínima represalia contra los responsables del aplastamiento de la revolución de Asturias (octubre de 1934) cuyos máximos responsables, a petición de Gil Robles al Gobierno, fueron el ministro de la Guerra, Diego Hidalgo, los generales Manuel Goded, F. Franco (éste último asesor personal del ministro de la Guerra, y ascendido a Jefe de Estado Mayor del Ejército el 19 de mayo de 1935, después de dirigir desde Madrid unos meses antes el aplastamiento de la Revolución de Asturias) y el coronel Juan Yagüe al mando de la Legión Extranjera, utilizando métodos de guerra, represión brutal y apoyado por la aviación. A continuación permítaseme transcribir literalmente un panfleto anónimo que fue lanzado sobre Mieres (Asturias) en esos días de dura represión: “Rebeldes de Asturias, rendíos. Es la única manera de salvar vuestras vidas: la rendición sin condiciones, la entrega de las armas antes de veinticuatro horas. España entera, con todas sus fuerzas, va contra vosotros, dispuesta a aplastaros sin piedad, como justo castigo a vuestra criminal locura. La Generalidad de Catalunya se rindió a las tropas españolas en la madrugada del domingo. Companys y sus hombres esperan en la cárcel el fallo de la Justicia. No queda huelga en toda España. Estáis solos y vais a ser victimas de la revolución vencida y fracasada. El daño que os han hecho los bombardeos y las armas de las tropas no son nada más que un triste aviso del recibiréis implacablemente si antes de ponerse el sol no habéis depuesto la rebeldía y entregado las armas. Después iremos contra vosotros hasta destruiros sin tregua ni perdón.

“¡Rendíos al gobierno de España!, ¡Viva la República!”.&nbsp El aplastamiento fue inminente, a pesar de la rendición, muchos obreros fueron asesinados despiadadamente. Aunque las cifras difieren según las fuentes de información de la época, se estima que entre la intervención militar y la posterior represión murieron un mínimo de 4.000 obreros insurrectos, y entre 20.000 a&nbsp 30.000 detenidos.

El nuevo Gobierno frentepopulista, surgido de las elecciones generales de febrero se limitó trasladar a Franco y al general Goded de Madrid a Canarias y a las Baleares respectivamente ante los persistentes rumores de que estos dos generales estaban implicados en tramas golpistas. El Gobierno del Frente Popular actuaba a veces a remolque de las masas movilizadas y otras contra éstas. Las masas movilizadas se aglutinaron frente al Ministerio de Gobernación en Madrid para celebrar el triunfo del “Frente Popular” gritando incesantemente ¡amnistía!, ¡amnistía!, exigiendo la inmediata puesta en libertad de los encarcelados durante la revolución de Asturias. En Oviedo la clase obrera sin siquiera esperar los resultados electorales abrieron las cárceles en las que había encarcelados de la revolución de octubre de 1934. Ante estos hechos el gobierno presidido por Azaña firma un Decreto de amnistía para los presos políticos.

La clase obrera y las masas oprimidas que habían depositado sus esperanzas en el Gobierno del Frente Popular se vieron frustradas cuando el mismo gobierno comenzó a prohibir toda manifestación de victoria, la clase obrera exigía que “socialistas” y “comunistas” tomaran las riendas de la situación. Las masas habían votado por los partidos obreros, no por los reaccionarios republicanos burgueses.

6.– RESPUESTA DE LA CLASE OBRERA A LA CONSPIRACIÓN FASCISTA

El punto más alto del carácter reaccionario del Gobierno del “Frente Popular” queda claramente de relieve ante la noticia de que Franco se había levantado con el ejército en el norte de África el 17 de julio. Casares Quiroga (el nuevo presidente del gobierno) la noche de ese mismo día, cuando la noticia había corrido como un reguero de pólvora, no llamó a la clase obrera a tomar medida alguna, para prepararse ante el inminente levantamiento fascista, muy al contrario anunció que cualquiera que hiciera entrega de armas a la clase obrera sería fusilado, llegando a dimitir éste el día 19, antes que armar a ésta. Los comunicados que se emitían por parte del Gobierno durante el día 18 trataban de ocultar los primeros avances de los militares sublevados dirigidos y embarcados por Franco desde el norte de África hacia la península. El carácter reaccionario del Gobierno es respaldado y avalado por los dos partidos obreros mayoritarios que las masas habían votado en el mes de febrero, el PSOE y el PCE, poniendo éstos de manifiesto el significado y las consecuencias del compromiso tomado previamente en el pacto de la formación del “Frente Popular”. Estos dos partidos emitieron un comunicado conjunto el mismo día 18 de julio por la tarde: “El momento es difícil, pero no desesperado. El Gobierno está seguro de poseer los medios necesarios para hacer fracasar esta tentativa criminal. En el caso de que estos medios fuesen insuficientes, la República tiene la promesa solemne del Frente Popular. Éste está decidido a intervenir en la lucha en el momento en que sea pedida ayuda. El Gobierno ordena y el Frente Popular obedece”.

La clase obrera en la mayor parte del estado español no esperó las órdenes del Gobierno ni de sus “dirigentes” oficiales del PSOE-PCE armándose ésta por su cuenta, sólo en las zonas donde esperó a recibir las órdenes “oficiales” fue aplastada por las tropas fascistas. Como ya hemos explicado anteriormente en la mayor parte del estado español se estableció un doble poder. Tanto fue así que en Barcelona el Presidente de la Generalitat, el astuto Lluís Companys, que en otros tiempos había realizado sus servicios de abogado a la CNT, reconociendo que el papel de su gobierno era inútil para controlar la situación revolucionaria que se le había venido encima, convocó durante los días del mes de julio de 1936 a la dirección de la CNT-FAI y dijo a Juan García Oliver: “Vosotros habéis sido perseguidos severamente y yo, con mucho dolor, pero forzado por la realidad política, yo que nunca estuve con vosotros, más tarde me vi obligado a oponerme a vosotros y perseguiros. Hoy vosotros sois amos de la ciudad de Catalunya, porque vosotros solos vencísteis a los militares fascistas…&nbsp Habéis vencido y todo está bajo vuestro poder. Si no me necesitáis o queréis como presidente decídmelo ahora, y yo me transformaré en otro soldado de la lucha antifascista. Si, por el contrario, me creéis cuando digo que sólo abandonaré este puesto al fascismo victorioso de muerto, quizás, con mis camaradas de partido y mi nombre y mi prestigio, yo puedo serviros.” (Félix Morrow, Revolución y Contrarrevolución en España, Akal Editor, pag. 151.)

La dirección de la CNT rehusaba tomar el poder político de la Generalitat y desde allí llamar a la clase obrera a centralizar en el doble poder disperso en comités de fábrica, milicias, patrullas de control, etc. Citemos de nuevo, del mismo libro, a Félix Morrow, pag. 96: “Nunca se llegó a centralizar en Consejos de Soldados y Obreros a nivel nacional, como se hizo en Rusia en 1917 y en Alemania en 1918-19. Únicamente cuando el doble `poder asume tales proporciones de organización se plantea la alternativa de elegir entre el régimen actual y un nuevo orden revolucionario en que los Consejos se transforman en el estado. La revolución española no llegó nunca a este punto, a pesar del hecho de que el poder real del proletariado era mucho más grande que el poder ejercido por los obreros en la Revolución alemana o verdaderamente tan grande como el ejercido por los trabajadores rusos antes de noviembre (octubre). A nivel local, y en cada columna de milicias, los obreros mandaban; pero en la cumbre estaba sólo el gobierno. Esta paradoja tiene una explicación muy sencilla: no había partido revolucionario en España listo para potenciar la organización de soviets de manera audaz y consciente.”

La clase obrera española durante el periodo comprendido entre 1931-1937 probó ser una de las más audaces del mundo, en los métodos de combate y organización espontánea mostró su elevado instinto de clase y de creatividad. Paralelamente, ésta puso a prueba a sus direcciones hasta su último extremo y opuestamente a la clase obrera; éstas demostraron ser unas de las direcciones más reaccionarias del mundo.

7.– EL FRENTE DE MADRID

Durante la noche del 6 al 7 de noviembre de 1936 el Gobierno frentepopulista de Madrid, ahora ya formado en buena parte por dirigentes de organizaciones de la clase obrera, PSOE y CNT: Francisco Largo Caballero, presidente del Gobierno, el anarquista “de toda la vida”, Juan García Oliver como ministro de Justicia, aquél que siguiendo los principios del anarquismo “el poder corrompe” rehusaba tomar el poder de la Generalitat el 19 de julio del mismo año, devolviéndolo al pequeño burgués republicano Lluís Companys. Ahora no tenía ningún reparo en formar parte del Gobierno central de Madrid, la también destacada dirigente anarquista Federica Montseny entraba en el nuevo gobierno como ministra de Sanidad junto a otros dos dirigentes anarquistas, Juan Peiró y Juan López Sánchez, de Industria y Comercio respectivamente.

Largo Caballero confía al general Miaja la defensa de Madrid organizando éste una Junta de Defensa con la representación de los partidos del Frente Popular.

El nuevo Gobierno abandona Madrid para establecerse en Valencia, ante los durísimos combates por tierra y aire que se estaban produciendo entre las tropas fascistas, al mando del general Varela y las milicias de la clase obrera madrileña. Fue en estas fechas, a principios de noviembre cuando la URSS comienza a enviar apoyo militar y civil&nbsp al Gobierno de la “República”.

El envío del precario y, a veces inservible, material militar que realizaba Stalin al Gobierno español implicaba contrapartidas&nbsp económicas y políticas, el pago con oro por adelantado, el respeto de la propiedad privada capitalista, para garantizar que ello&nbsp se cumplía y, a la luz de los hechos posteriores, coincidiendo con los “Procesos de Moscú” también exigía la eliminación física de los líderes genuinos más destacados del movimiento obrero revolucionario.

Durante los primeros días de noviembre llegan al frente de Madrid los primeros batallones, “Edgar André” y “Comuna de París” pertenecientes a las Brigadas Internacionales, creadas a iniciativa de Moscú, compuestas por jóvenes de todo el mundo, impulsados por un ideal, por un espíritu de solidaridad y generosidad por el cual estaban dispuestos a sacrificarse en el frente. El apoyo de los voluntarios de las Brigadas Internacionales causa un gran impacto entre las milicias combatientes, reforzando la moral y decisión de lucha contra las tropas fascistas. Sin embargo, este capital humano extranjero posteriormente se vio sometido a un férreo “filtro” y control de la identidad política de cada uno de estos voluntarios, llevado a cabo por agentes estalinistas para así evitar infiltraciones de fascistas y de “trotskystas”. Hay que&nbsp señalar en este punto que los “cuadros” dirigentes&nbsp de los brigadistas no iban a combatir al frente, sus “funciones” eran otras. A raíz de ese control muchos luchadores genuinos&nbsp fueron encarcelados y en algunos casos eliminados físicamente acusados de traición. El 14 de noviembre llega a Madrid la “Columna Durruti” causando una gran euforia no menos que la causada&nbsp por las Brigadas Internacionales los días anteriores.

Según datos hechos públicos por un libro publicado en español por la Agencia de Prensa Novosti en 1986, la Unión Soviética envió al gobierno de la República, a partir de finales de octubre de 1936 hasta final de la guerra civil, un total de tres mil expertos militares y civiles. Aunque la mencionada fuente no lo cita, se sabe que de esas tres mil personas sólo unas cuarenta participaron en el frente, el resto eran destacados políticos y expertos provocadores de la policía secreta de Stalin, la GPU. Después de dos semanas de duros enfrentamientos en el frente de Madrid, el 20 de noviembre se produce un acontecimiento de gran relevancia y conmoción, la muerte en extrañas circunstancias de un hombre sencillo del pueblo, un líder de masas, un revolucionario incansable y sobre todo un anticapitalista, el anarquista Buenaventura Durruti. Éste había combatido con sus hombres en el frente de Aragón, allí había derrotado al fascismo y establecido colectivizaciones campesinas funcionando como soviets de campesinos armados, en el argot anarquista; “comunismo libertario”.

En el momento de la publicación del libro citado anteriormente se pone de manifiesto el cinismo del estalinismo, citemos un párrafo: “Sin las armas y el material de guerra soviéticos, sin los asesores de los expertos que llegaron de la Unión Soviética, las fuerzas revolucionarias españolas hubiesen sido derrotadas mucho antes de marzo de 1939”.

El movimiento trotskysta genuino siempre hemos apoyado y aceptado cualquier apoyo llegado desde la Unión Soviética para combatir y derrotar al fascismo.

El estalinismo, el PCE-PSUC, por su parte, para justificar su adaptación completa a la burguesía española y su respeto a la propiedad privada capitalista, argumentaba constantemente ante la clase obrera: “Derrotemos primero al fascismo, terminemos la guerra victoriosamente y luego tendremos tiempo para hablar de revolución y de hacerla si es necesario” (Félix Morrow citando en su libro Revolución y contrarrevolución en España, pag. 61 a “Claridad”, órgano de la Izquierda Socialista del 22 de agosto de 1936). Ésta era la consigna de estalinismo durante los años 1936-1939 y en la actualidad, en 2008, sus apologistas desde las diferentes siglas o a nivel individual siguen estando de acuerdo. El significado en la práctica cotidiana del momento era ocultar que la guerra y la revolución es una y la misma cosa, la clase obrera para enfrentarse al fascismo no debía tocar la propiedad privada burguesa, no debía expropiar a los terratenientes, tomar fábricas, destruir el aparato de estado burgués y apartar del medio al gobierno fantoche “republicano”-burgués, imponiendo ésta su gobierno basado en consejos de obreros, campesinos y milicias armadas. Era a la actuación revolucionaria lo que temían tanto el estalinismo como la socialdemocracia desde el 18 de julio de 1936 en España, por lo que su papel desde Moscú y desde los PCE-PSUC y PSOE era insistentemente impedir a toda costa el avance de la revolución social en España.

La política de defensa del orden burgués aprobada oficialmente en el VII Congreso de la I.C. a través de los “Frentes Populares” lleva al Stalin y al estalinismo a utilizar la calumnia y el asesinato en los años 30 durante los históricos “Procesos de Moscú”. En la misma Unión Soviética es liquidada físicamente toda la dirección (excepto Stalin) del Partido Bolchevique de Lenin, durante 1937-38 la persecución y asesinato de trotskystas a nivel internacional estaba a la orden del día, culminando con el asesinato (llevado a cabo por Ramón Mercader, miembro del PSUC y agente de Stalin) de su máximo exponente, en 1940, de León Trotsky.

Los “Hechos de mayo de 1937 en Barcelona” es la extensión de la política contrarrevolucionaria del estalinismo, la GPU para liquidar la vanguardia de la revolución española, podríamos decir, con sede en Barcelona.

Como ya hemos dicho al principio de este trabajo, el desencadenante que provocó las “Jornadas de mayo” fue organizado básicamente por la GPU y el PSUC respectivamente, dando a éstos el respaldo oficial el gobierno de la Geneneralitat. Dicha conspiración se estaba ya preparando, de hecho, cuidadosamente desde el mes de marzo. Leyendo al ruso-belga, Víctor Serge en su autobiografía “Memorias de un revolucionario”, editado por Ediciones el caballito en México, en la pág. 387 nos escribe: “Lo que esperaba sucedió…En marzo de 1937 (¡esta fecha tiene su importancia!) visitando una casa amiga en Bruselas, encontré a una mujer joven de ojos agrandados por el terror. “Tengo miedo de creer lo que acabo de oír (me dijo). Un comunista influyente venido de España, ha venido a ver a mi marido. Le he oído decir que se preparan en Barcelona a la liquidación de algunos millares de anarquistas y de militantes del P.O.U.M. (Partido Obrero de Unificación Marxista) y que la cosa va bien…” “Advertí en seguida a los camaradas del P.O.U.M….”

Efectivamente, este complot estaba siendo dirigido directamente desde Moscú y a nivel de España a través de Antonov-Ovseenko (Cónsul de la URSS en Barcelona), Alexander Orlov, ambos agentes de la GPU y en combinación estrecha con la dirección del PSUC, Joan Comorera siendo su Secretario General.

Durante los días previos al mes de mayo ya se estaba creando un ambiente de tensión entre la revolución y la contrarrevolución; la espoleta que accionaría la explosión del 3 de mayo ya se estaba instalando. El 25 de abril un grupo de guardias de asalto dirigidos por el PSUC desmantelan a tiros, causando varios muertos, la colectividad local del pueblo fronterizo de Puigcerdá, este punto estratégico estaba controlado por los obreros de la CNT.

Esta primera actuación armada del PSUC contra la clase obrera y la prohibición por parte del gobierno de no celebrar la fiesta proletaria del 1º de mayo, ante el temor de éste de perder totalmente el control de la situación, de que esta conmemoración obrera se convirtiera en el día en que la clase obrera armada saliera masivamente a las calles celebrando la derrota del fascismo.

8.–EL CENTRISMO MUESTRA SU VERDADERA CARA

Durante “Las Jornadas de mayo de 1937”, tanto la CNT así como el POUM mostraron ante la clase obrera las consecuencias hasta el punto más alto de la política zigzagueante del centrismo político. Esta tendencia desde dentro del movimiento obrero oscila según las impresiones subjetivas del momento entre el reformismo y la revolución. En una situación de contrarrevolución (como era la provocada por el estalinismo en defensa de la burguesía) y revolución las direcciones de las citadas organizaciones adoptaron la posición de ponerse al lado de la contrarrevolución, así fue de amarga la experiencia vivida de primera mano por la clase obrera barcelonesa en particular y por la clase obrera española en general.

Eusebio Rodríguez Salas al disponerse a desalojar el edificio de la Telefónica con “sus” guardias de asalto se encontró con una fuerte oposición de los obreros revolucionarios de la CNT a partir de la segunda planta. Éste, ante la posición desfavorable en que se encontraba, pide ayuda por teléfono; presentándose refuerzos de la guardia civil al mando de dos jefes de la policía pertenecientes a la FAI, Dionisio Eroles&nbsp y José Asens. Eroles persuadió a los trabajadores cenetistas para que éstos cesaran el fuego. Ellos entregaron las armas no sin antes disparar ráfagas al aire desde las ventanas del edificio la munición que les quedaba. Al ruido de los disparos pidiendo éstos auxilio se concentró una muchedumbre en la Plaza de Catalunya. A partir de esos momentos los obreros comienzas a levantar barricadas en todo Barcelona; los trabajadores, como si del histórico 19 de julio de 1936 se tratara, diez mese antes, respondieron al unísono organizando la resistencia… ¿resistencia?, ¿contra quiénes? ¡esta vez lo vergonzoso, fue que se defendían de sus mismos dirigentes!. La clase obrera armada, de nuevo, tomaba las calles de Barcelona. Sus direcciones “genuinas” CNT y POUM actuaron en colaboración con el PSUC. La única posición coherente y revolucionaria fue la adoptada por los Bolcheviques Leninistas, el grupo trotskysta genuino formado básicamente por aquellos trabajadores que estaban dispuestos a construir en el estado español un partido de tipo trotskysta, esa ardua tarea fue rechazada y abandonada por Andreu Nin frente a la lucha de Trotsky para que éste junto a la Oposición de Izquierdas adoptaran una posición de principios y de independencia de clase para formar en España un Frente Único de la clase obrera.

León Trotsky rompe definitivamente sus relaciones políticas con Andreu Nin a raíz de la participación de éste y del POUM en el Frente Popular. A. Nin entra a formar parte del Gobierno de la Generalitat como Conseller de Justicia. Quizás, fue a partir de ese hecho trascendente que se constituyó el grupo de los Bolcheviques Leninistas dirigido por Grandizo Munís.

Tanto en el POUM como en la CNT-FAI se producen expulsiones de militantes contrarios a la entrada de algunos de los dirigentes más destacados de estas organizaciones en los gobiernos de Madrid y de la Generalitat respectivamente, unos se integran en la Columna Durruti y otros en el grupo de G. Munis.

Desde el grupo “Amigos de Durruti CNT-FAI” se distribuía el siguiente comunicado en las barricadas: “Trabajadores, exigir con nosotros: Una dirección revolucionaria. El castigo de los culpables. Desarme. El desarme de todos los cuerpos armados que participan en la agresión. La socialización de la economía. La disolución de todos los partidos políticos que se han levantado contra la clase obrera. ¡No cedamos la calle! ¡La revolución antes que nada!. Saludemos a nuestros camaradas del POUM que han fraternizado con nosotros en la calle. ¡Viva la revolución social! Abajo la contrarrevolución!”.

El día 4 de mayo, los Bolcheviques Leninistas difundieron también el siguiente comunicado: “¡VIVA LA OFENSIVA REVOLUCIONARIA! 

No a los compromisos. Desarme de la Guardia Nacional Republicana y la Guardia de Asalto reaccionaria. Este es el momento decisivo. La próxima vez será muy tarde. Huelga General en todas las industrias, excepto a las ligadas a la continuación de la guerra, hasta el gobierno reaccionario dimita. Sólo el poder proletario puede asegurar la victoria militar.

“Armamento completo de la clase obrera!

“Viva la unidad de acción de la CNT-FAI-POUM!

«Viva el frente revolucionario del proletariado!

“Comités de defensa revolucionaria en talleres, fábricas y barrios!

“Sección española del Partido Bolchevique Leninista (Cuarta Internacional)”.

A partir del día 6 de mayo tanto la dirección de la CNT como la del POUM se desgañitaban llamando a los trabajadores a desmantelar las barricadas. Habiendo realizado ambas direcciones, el día anterior, sendas negociaciones con el Presidente de la Generalitat, Lluís Companys y con Josep Tarradellas . Dicho Gobierno dimite el día 5 de mayo, sustituido por un “Consejo Provisional”.

El mismo día 6 “La Batalla”, órgano del POUM llamaba a los trabajadores a abandonar las barricadas: “Al haber sido rechazada la provocación contrarrevolucionaria hay que dejar las calles. Trabajadores volved al trabajo”.

Durante todo el día anterior la CNT había estado emitiendo por la radio llamadas a los trabajadores a retirarse de las barricadas.

Los trabajadores amenazaban con los puños y con las armas cuando sentían las voces de Juan Oliver y Federica Montseny venidos de Valencia a tal efecto.

Sin embargo, a pesar de la insistencia de tales “dirigentes”, los enfrentamientos se suceden hasta el día 9 de mayo, a partir de ese día los trabajadores abandonados a su suerte por sus direcciones se retiran paulatinamente, muchos de ellos hasta última hora y otros muriendo en su lugar de combate, en las barricadas. Según datos “oficiales” de la época las bajas se estimaron en 500 muertos y más de 1000 heridos, aunque según fuentes de la CNT las cifras reales fueron&nbsp de 1000 muertos y&nbsp varios miles de heridos.

9.– LA CONTRARREVOLUCIÓN RETOMA LA SITUACIÓN

Ante la derrota de la clase obrera causada por la traición de sus direcciones en la históricas “Jornadas de mayo”, el PSUC-GPU a la cabeza de la contrarrevolución pasan a la ofensiva final, a la “caza” de luchadores anarquistas y poumistas acusados de “trotskystas traidores agentes de Franco”. Andreu Nin era secuestrado y asesinado en el mes de junio. Según informaciones recientes se confirma que en el secuestro, en las torturas y asesinato participaron Alexander Orlov, el Húngaro Erno Gerö (apodado “Pedro”; este “personaje” dirigía el PSUC desde La Pedrera de Barcelona) y tres españoles. Stalin y el estalinismo internacional realizaban (como parte de los infames “Procesos de Moscú”) asesinatos indiscriminados de trotskystas y a todas aquéllas personas que por la simple sospecha de disidencia era motivo suficiente para acusarlas de traición.

Stalin y el estalinismo se ponían a los pies de la burguesía europea descabezando la vanguardia de la revolución española, lo que facilitó la victoria de Franco.

Permítaseme, en este 71 aniversario de las “Jornadas de mayo de 1937 en Barcelona”, que desde la izquierda política, junto a todas aquéllas personas honestas con nobles sentimientos y solidaridad de clase, rendir homenaje a todos los luchadores revolucionarios anónimos, a todos los comunistas genuinos caídos en las barricadas en manos de la burguesía “republicana” y del estalinismo. Rindamos homenaje a la memoria de Andreu Nin, un revolucionario inconsecuente, victima de su propia concepción centrista de la política, pero respetuoso hacia León Trotsky. Él mismo reconocía públicamente su no trotskysmo.

El, Andreu Nin, reconocía públicamente su no trotskysmo, hoy día desde la izquierda muchos de los que se reclaman trotskystas utilizan su “anti-estalinismo” para hacerse pasar por “trotskystas”. De la misma manera, desde la izquierda, muchas personas que se auto-proclaman “socialistas” o “comunistas” utilizan su “anti-fascismo” para hacerse pasar como tales.

Actualmente todas aquéllas personas (Julio Anguita entre ellas) que reclaman el pasado “glorioso” del PCE o en su caso del PSUC, reivindican la II República (burguesa) y apuestan por la III, no están haciendo ni más ni menos que continuar defendiendo el estado burgués como ya lo hicieran sus antepasados políticos (Santiago Carrillo entre ellos). Estos últimos, tanto estalinistas como socialdemócratas, con su actuación, siguiendo las directrices de Stalin, hasta el final de la guerra civil defendiendo la República burguesa como objetivo final, prefirieron un fascismo, marchar al exilio (dorado en algunos casos y&nbsp condecorados por Stalin, en otros) y abandonar a la clase&nbsp obrera a su triste suerte, antes que un estado proletario. Éstos ultrajaron y mancharon los nobles valores marxistas del socialismo y del comunismo. En la actualidad todos aquéllos/as que desde la “izquierda” o desde los sindicatos persisten descaradamente en la defensa del estado burgués no merecen autodefinirse “socialistas” ni “comunistas”.

Todas esas personas desde su responsabilidad política o sindical son los causantes&nbsp de haber sumido a una gran parte de la clase obrera y de la juventud en el apoliticismo; dejar la política en manos de los “políticos”, la apatía por la historia y como consecuencia inducirlos, junto a la presión ideológica burguesa de los medios de comunicación, en la mayor parte de su “tiempo libre” en aficiones y actividades banales, en igual de dedicarse a la formación, a la lucha por ideales de solidaridad y políticos-sociales. Es tal el delito de aquéllas personas que deberían ser expulsadas de las organizaciones de la clase obrera.

 ¡VIVA LAS JORNADAS DE MAYO DE 1937!

¡JUSTICIA REVOLUCIONARIA A LOS LUCHADORES MUERTOS EN MANOS DEL ESTALINISMO!

¡NUNCA MÁS EL ESTALINISMO!

¡ABAJO LA REPÚBLICA BURGUESA DE 1931!

¡NUNCA MÁS EL FASCISMO!

¡NO AL TERRORISMO!

 ¡ABAJO LA MONARQUÍA BONAPARTISTA DE JUAN CARLOS!

¡AUTODETERMINACIÓN PARA EUSKAL&nbsp HERRIA, PAÏSOS CATALANS Y GALIZA!

¡POR UNA UNIÓN DE REPÚBLICAS SOCIALISTAS IBÉRICAS!

¡POR LOS ESTADOS UNIDOS SOCIALISTAS DE EUROPA!

 Miguel López Alarcón

Barcelona, Països Catalans, 3 de mayo de 2008

BIBLIOGRAFÍA:

○ Llarch, J. La muerte de Durruti. Ediciones 29. (1983).

Morrow, F. Revolución y contrarrevolución en España. Akal editor. (1978).

Nin, A. Los soviets. Editorial zero. (1977).

Orwell, G. Homenatge a Catalunya. Editorial Ariel. 7a edició. (2000).

○ Serge, V. Memórias de un revolucionario. Ediciones el caballito. (1973).

Thomas, H. La guerra civil española. Ediciones Grijalbo. (1985).

Trotsky, L. España 1936 – 1939. Akal editor. (1978).

Trotsky, L. Programa de transición. (1938).

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