Muchos de los acontecimientos de los años 70 brindan las claves para procurar comprender la magnitud de la alienación social reinante, el alto nivel de exclusión social y el permanente escarnio a los sectores más vulnerables.
En efecto lo que se formalizó el 24 de marzo de 1976 es la sistematización del terrorismo estatal, sus raíces se hunden en la historia social de la Región Argentina, desde la expedición exterminadora de Roca, pasando por las masacres de Enero de 1919, los fusilamientos contra la Patagonia Rebelde y las huelgas contra la Forestal. El terror durante la década infame después de 1930 y un largo etcétera que abarca diversos regímenes.
En vísperas de la retirada militar del 73 se produjeron la masacre de Trelew: 22 de agosto de 1972, poco tiempo después el secuestro de Angel Brandazza. El 20 de junio de 1973, día del retorno definitivo del general Perón, la masacre en Ezeiza.
El surgimiento de la Triple A no puede ser soslayado y la batería de leyes basadas en la doctrina de llamada «seguridad nacional».
La operatoria de las patotas sindicales en las acuerdo con las patronales, la censura de prensa y la persecución a militantes sociales combativos: estudiantiles, Barriales y gremiales.
Todo ese terror sembrado en los cuerpos mediante secuestros, torturas, fusilamientos, exilios forzados.
Miles de mujeres, hombres, niñas y niños sometidos al terror y al horror no fue casual fue parte de un magno experimento de ingeniería política y social que edificó una sociedad abúlica, inerme frente a todos los ataques. Un proceso que aún no ha terminado y que se fundamenta en la fragmentación.
Debemos ser concientes de relación dialéctica entre el ayer que evocamos y el presente de miserias que vivenciamos.
Carlos A Solero
Domingo 21 de marzo de 2021
Desde la Región Argentina