Argentina. Enfoques cooperativos; Hoy: Alianza estratégica entre el Estado y el cooperativismo en la Argentina peronista (1946-1955)

Experiencias de formas de construcción de  Poder político cooperativo  a través de alianzas estratégicas.

 
José Yorg, el cooperario.
 
 

“La unidad de concepción está en la teoría y en la doctrina; y la unidad de acción está en la buena conducción del conjunto de esta doctrina y de esta teoría”  J. Perón

 

“El Cooperativismo es un tipo de Organización popular que está en la médula del Justicialismo”. J. Perón

 

“Es menester organizar el agro, tarea en la que podemos trabajar unidos, las cooperativas y el gobierno, por intermedio del Ministerio de Agricultura, del Ministerio de Economía y del Consejo Económico en general”. J. Perón

 
 

La reciente aparición del libro “El cooperativismo agropecuario argentino entre el Estado  y el mercado” de Rocío Poggetti y Gabriel Carini, dota con una enorme vitalidad a la cuestión de la construcción del poder político cooperativo, toda vez que evidencia en sus páginas episodios históricos notorios que dejan  al desnudo las pugnas de intereses y de poder político.
Y es que esas pugnas de intereses en la sociedad, donde quiera que sea, llevan necesariamente a cada quien, a construir  relaciones de poder político y disputar espacios.
Ahora, el título del libro citado nos aparece sumamente sugerente e invita a la reflexión teórica sobre el punto central (me hace “ruido) que exponemos en tono de pregunta; ¿El cooperativismo se encuentra entre el Estado y el mercado? Pensamos que ello depende de ciertas y determinadas circunstancias. Existen excepciones que confirman por la negativa.
En Latinoamérica  no se han desmantelado los Estados neoliberales, por consiguiente, inferimos que el cooperativismo se halla en extrema debilidad, puesto que el mercado y el Estado comparten la concepción del «dejen hacer, dejen pasar», no ubican al cooperativismo entre ambos, sino que lo ubican por su cuenta y riesgo.
El peronismo.
El periodo en observación de nuestro análisis abarca el periodo histórico entre los años de 1946 y el año del golpe de Estado a Perón el año de 1955.
Dicho gobierno-que es caracterizado por los autores del texto, anotan que El peronismo supuso una etapa de consolidación de una economía sustitutiva de importaciones, con intenciones autárquicas, mercado internista, que buscaba el pleno empleo y el aumento del consumo de la población a través de un Estado interventor y planificador que se sostenía y legitimaba en función a nuevas alianzas derivadas del redimensionamiento en las relaciones de dominación (Nun y Portantiero, 1987; Lattuada, 2002 y 2006)”.
Allí, en ese párrafo encontramos el sustrato y la definición de la alianza estratégica entre el Estado y el cooperativismo en la Argentina peronista (1946-1955).
Es abundante la bibliografía existente que confirma la identificación ideológica entre el peronismo y la economía social al extremo de que esa identificación lleva al peronismo definirse como la tercera vía entre el capitalismo y el comunismo.
Allá por los lejanos días-pero no tanto-de los inicios de esta trayectoria cooperativa en los finales de los años  1980 me  prestaron un libro titulado “CONINAGRO” Documentos institucionales, de cuyas páginas, lo voy a decir con todas las letras: Me ilustraron sobre el quehacer de esta confederación agropecuaria y sus accionar gremial y político, me formé en el gremialismo cooperativo abrevando en su histórica lucha.
Asumo que en contextos dominados por el capitalismo el cooperativismo se ve obligado a fortalecer su rol gremial y político.
Anotado todo cuanto se ha dicho, pasamos al punto central: La necesaria construcción del poder político cooperativo Latinoamericano.
Poder político cooperativo
Repetimos el panorama que observamos, cual es la profundización de la crisis económica en plena pandemia lleva a millones de personas a la pobreza extrema, sin cobertura de salud, sin educación, falta de trabajo y viviendas, ello configura un marco de injusticia social inusitada, pese a que existen alternativas se insiste con políticas públicas restrictivas.
Todo ese panorama que describimos coloca al movimiento cooperativo en una situación de interpelación hacia su posición doctrinaria, por lo que debemos evaluar la posibilidad de crear una entidad Latinoamericana con peso político capaz de incidir en la instrumentación de nuevas y vigorosas políticas públicas favorables al desarrollo cooperativo.
Es imperativo reflexionar críticamente sobre la direccionalidad política estratégica y táctica de las cooperativas, por cuanto creemos que urge dotar de poder político al cooperativismo Latinoamericano.
Tenemos la más firme convicción de que desde lo moral, desde la solidaridad, desde lo doctrinario, el cooperativismo ya no puede seguir impávido, al contrario, debe alzar su voz en un tono más alto que cualquiera en aras de construir justicia social.
El cooperativismo asume la tesis de que los gobiernos fundados sobre bases liberales presentan comportamientos políticos oscilantes y hasta hostiles, lo mismo que los sectores hegemónicos del mercado y sus grupos de presión.
Por ello y más, el cooperativismo debe dotarse de una teoría del poder político para equilibrar y concordar con su rol ante las necesidades sociales, económicas y políticas en que se desenvuelve, debe ganar el corazón y las conciencias del pueblo para liderar procesos de profundización democrática.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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