Argentina. Enfoques cooperativos, Hoy: Poner en el tapete de análisis temas candentes en el mundo actual

Miremos las fogatas de la ira de los pueblos a la luz de las novelas: “La rebelión de los mansos” y “El cansancio de los buenos”.

Por José Yorg, el cooperario.

 

“No habrá paz en la tierra mientras perduren las opresiones de los pueblos, las injusticias y los desequilibrios económicos que todavía existen”. Juan Pablo II     

 

 “Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual”. Martin Luther King

 

“La alegría del pueblo por la lucha de un mañana mejor, aquí está expresada en la foto por un trabajador”. José Yorg

 

 

En postura reflexiva expresamos que fuertes acontecimientos en el mundo están socavando la voluntad del ciudadano bueno y manso, respetuoso de las leyes y del Estado de derecho, sin embargo, los decisores políticos, alejados de esta situación se mantienen en el pasado, en el limbo, por decir lo menos.

Estos aconteceres maximizados por la pandemia y su expresión máxima de increíble egoísmo  de los comerciantes de las vacunas que no liberan la patente, la creciente opresión en falsas democracias estallan en fogatas, allí están Chile, Francia, Colombia, etc.

Sin embargo, ya nos habíamos referido a estos procesos con anterioridad en nuestra columna “Enfoques cooperativos, Hoy: La ira de los pueblos: el caso santiagueño, publicado en diciembre del año de 2014, cuyas citas que adornan el presente artículo y algunos párrafos compartimos en razón a considerarlos pertinentes:

Ya es global la insatisfacción social de las mayorías como expresión visible, y a manera de reacción a las penurias que imponen  a través de las políticas neoliberales, y esas expresiones adquieren distintos matices y formas.

Realmente las llamaradas de las fogatas de insatisfacción social recorren la vieja Europa y la América se sacude de una añeja e irresoluta circunstancia de racismo. Latinoamérica se inquieta.

Sin embargo, estos fenómenos sociales no nacen espontáneamente, no surgen de la nada. Nos explican los científicos  sociales que las causas son muchas y concurrentes, pero esa concatenación de hechos va encausada, en principio, subterráneamente y emergen esporádicamente en variadas secuencias e intensidades. Como dice la frase popular “de allá lejos y hace tiempo”.

“El Santigueñazo” implicó, sin dudas, el más significativo estallido social en el mes de diciembre del año de 1993 en razón a su virulencia y especificidad: se atacó a la casa de gobierno, la legislatura y los tribunales, símbolos de la división de poderes de la República. Una República que en los hechos reales y concretos ya no lo era, al menos para los desposeídos.

¿Son evitables estas sacudidas sociales? Sí lo son, sólo que lo impiden sortearlas la fenomenal soberbia política, la ceguera y sordera de una dirigencia pública sedienta en el despojo del capital social.

El cooperativismo analiza estos aspectos expresados por el presidente de la ACI, Ariel  Guarco: “Un puñado de personas detenta un patrimonio equivalente a la mitad de la población planetaria. La deuda mundial (soberana, de hogares y empresas) es equivalente a más de tres veces el producto bruto mundial. Un modo de producción y consumo lineal, sin frenos, nos llevará a puntos de no retorno en apenas una década”.

Dos libros que nos sacuden.

Planteamos que el cansancio y el hartazgo  de los pueblos ante la injusticia social, bien pudiéramos expresar a la luz  de dos novelas que nos sacuden: “La rebelión de los mansos”, obra de Rogelio López Guillemain y “El cansancio de los buenos” de Roberto Almada.

“El cansancio de los buenos” pone en alerta máxima el sentir “de las personas buenas que se cansan de lidiar con un ambiente que, muchas veces, no ofrece la contención ni las herramientas para superar el desgaste”.

“La rebelión de los mansos”, nos advierte severamente: “Un día, esa rutina inocente y conformista que mantenía a Sebastián adormecido y satisfecho con migajas, explota y poco a poco se transforma en la voz de los mansos. Valores como la libertad de ser, de opinar y de elegir cada cual su destino eran arrasados día a día; él los enfrentará y dirá basta”.

Desde Colombia,Colectivo Dignidad Campesina:

«Don Hermán estaba en hora laboral, cuando sintió el grito protestante del pueblo Sandoneño coloca muy ingeniosamente unos tarros y baldes en forma de la bandera de Colombia 🇨🇴, eso sí al revés, está en lo alto de la calle y todos pudimos verlo, su alegría contagió la algarabía y comenzó a bailar como una manera de apoyo, cuando lo aplaudimos el nos aplaude con sus herramientas y así nace una fotografía del trabajador Sandoneño, alguien que tal vez tiene sus propias luchas pero también ayuda a luchar alegremente a Colombia.»🇨🇴

Sandoná Nariño 5 de Mayo, 2021.
Por: Jordy Ody Enriquez

 

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

 

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