Asesinato social y servicios secretos

Los servicios secretos se han valido del asesinato social en numerosas ocasiones

 

Un asesinato social consiste en destruir la imagen de una persona mediante continuadas difamaciones que tienen por objeto eliminar toda credibilidad de la víctima. Es una técnica muy antigua que en la actualidad ha tomado especial virulencia gracias al desarrollo de las redes sociales.

Los servicios secretos se han valido del asesinato social en numerosas ocasiones, y es la CIA, por ser la agencia de inteligencia de la mayor potencia mundial en la historia reciente, quien destaca en el uso de esta execrable práctica que ha sido con frecuencia un paso previo para justificar una guerra o un golpe de Estado. Ya en sus comienzos, en 1953, la recién formada CIA organizó un golpe de Estado en Irán a causa de la nacionalización del petróleo. El paso previo al golpe de Estado fue una intensa campaña de difamación contra Mohammad Mosaddeq, el primer ministro iraní responsable de la nacionalización del petróleo, que culminó con un golpe de Estado y restableció la dictadura monárquica del sha afín a los intereses de los ingleses y americanos.

Allende es otro ejemplo muy parecido de asesinato social. Allende sufrió un proceso de difamación continuada tras nacionalizar el mineral chileno. Se le acusó falsamente de ser una marioneta de la antigua URSS. Esta campaña dirigida por la CIA condujo a un golpe militar que implantó una dictadura afín a los intereses de EEUU.

Hay muchos más ejemplos, pero no siempre se trata de dar golpes de Estado o provocar una guerra. En ocasiones se trata de restar credibilidad a quienes dañan sus intereses de impunidad. Un ejemplo actual lo tenemos con Julian Assange quien, tras haber denunciado gravísimos crímenes cometidos por el Gobierno de EEUU, fue él quien fue acosado en lugar de perseguirse los crímenes que denunciaba y que demostró mediante material que hizo público. Assange fue el foco de la atención pública gracias a continúas difamaciones y falsas acusaciones mientras EEUU, autor de gravísimos crímenes, se disponía a castigarlo.

Otro caso parecido es el periodista Gary Webb quien demostró en su libro Dark Alliance: The Book que, la CIA se financió por medio de la venta de drogas a los sectores más desfavorecidos de la sociedad americana. En este caso el periodista fue acosado y difamado en un sucio proceso que culminó con su muerte. Por cierto, que, a pesar de haber sido encontrado con dos tiros en la cara, se aceptó la teoría del “suicidio”.

El número de casos de asesinato social en Occidente es muy elevado, y se ha visto que muchas sectas religiosas actúan como un instrumento de la CIA para ejercer presión social. Esto podría explicar por qué la UE ha reconocido a Guaidó como presidente legítimo de Venezuela a pesar de ser evidente que se trata de una marioneta de EEUU que se ha autoproclamado como jefe de Estado. El miedo al asesinato social puede ser uno de los determinantes que condicionan la conducta servil de muchos políticos hacia los intereses de Washington. Por desgracia, tienen otros métodos aún peores para doblegar o eliminar gobiernos si los métodos coactivos no funcionan, como fue el caso de Irak, Libia, etc.

La práctica de destruir la imagen social de los ciudadanos, no se limita a políticos y periodistas, también se usa contra ciudadanos normales que por una u otra razón se necesita destruir su credibilidad y por lo tanto sus posibilidades de defensa. Yo puedo dar mi testimonio como víctima de asesinato social. He sufrido difamación tanto en España como en Suecia. Una razón importante para restarme credibilidad es que denuncio públicamente el uso ilegal de tecnologías basadas en Brain Computer Interface, lo cual supone unos delitos de una magnitud igual o superior a lo denunciado por Julian Assange, porque se trata de crímenes de lesa humanidad que se realizan sistemáticamente contra la población, sin que los medios de gran alcance informen sobre el peligro al que está expuesta la sociedad.

Voy a intentar explicar que significa ser asesinado socialmente en Suecia: Soy profesor sueco titulado en varias asignaturas y vivo en Estocolmo, ciudad con una gran demanda de profesores. Según la ley escolar no se debe de emplear como profesor a alguien sin título si hay profesores titulados accesibles. En los últimos años solo he podido ejercer sustituyendo a profesores sin título (lo cual es ilegal) durante periodos cortos de tiempo y siempre menos del 50% del tiempo completo, además he sido objeto de mobbing en los colegios donde he trabajado. Algunos alumnos han intentado sistemáticamente crear situaciones ridículas para grabarme con sus teléfonos durante las lecciones, cosa que no hacen con ningún otro profesor por lo que he podido ver. Gente del personal me mira como si yo fuese lo peor del mundo, aunque no los conozco de nada, y esto me hace pensar que escuchan historias horribles sobre mí que circulan a mis espaldas.

Estoy en el paro a pesar de haber enviado cientos de solicitudes a empleos vacantes en la ciudad de Estocolmo. Los rectores de los colegios, que son los que tras una entrevista de trabajo ofrecen los contratos, suelen responder que ha habido “muchos aspirantes cualificados” a los que van a llamar para una entrevista de trabajo, y que yo no soy uno de ellos. En los pocos casos en los que he sido llamado para una entrevista, los rectores preguntan que es lo que yo haría en una situación inaceptable, esperando que yo pudiese hacer magia cuando, según la ley, es responsabilidad de la dirección impedir que se produzcan ambientes de trabajo que conduzcan a enfermedad. He denunciado esta situación ilegal a la inspección escolar, al sindicato de profesores, al Defensor del Pueblo, etc. pero parece como si la administración sueca se cerrase herméticamente ante mis demandas. No se me dice la razón por la que no se me concede un empleo. Parece como si un poder similar al Opus Dei en España me impidiese tener un trabajo en condiciones dignas.

Además de la situación laboral, han intentado dañar mi imagen inventándose enfermedades mentales. En una ocasión que, a causa del mobbing que sufrí en un colegio, fui al médico para darme de baja, me atendió una médica en prácticas (lo que en España sería el MIR) la cual llegó 10 minutos tarde de los 20 que se supone que me habían reservado y, sin ser psiquiatra, en una visita que duró escasamente 10 minutos llegó a la conclusión de que yo tenía una psicosis. Por supuesto que nunca he hablado de las tecnologías de Brain Computer Interface con un médico. Ese diagnóstico me va a acompañar en mi expediente médico toda la vida. Me quejé a una unidad de la administración que puede eliminar diagnósticos injustos, pero da la impresión que la administración tenía interés en que perdurase ese diagnóstico en mi expediente, a pesar de haber sido realizado por una persona sin competencia en psiquiatría y en solo diez minutos de estancia con el paciente. Gracias a recibir una copia de lo que esta practicante escribió sobre mí, pude comprender que se inventó la mitad de las cosas que escribió, especialmente sobre lo que yo le dije.

Las personas que somos objeto de acosos, a no ser que seamos personajes públicos como Pablo Iglesias, Evo Morales, etc. corremos el riesgo de ser diagnosticados de psicosis si tenemos la mala suerte de caer en las manos de uno de tantos médicos pertenecientes a alguna secta como son los miembros del Opus Dei, Evangelistas, testigos de Jehová, cienciólogos, etc. que en última instancia funcionan como un instrumento de control social al servicio de Washington. El lector puede pensar que me hubiese evitado problemas si no hubiese ido al médico, pero es difícil comprender para la gente común, lo que se puede llegar a aguantar en un trabajo como profesor siendo objeto de mobbing.

Para cualquier observador puede quedar claro que la CIA es una organización criminal al servicio de multinacionales que según John Perkins en su obra Confesiones de un sicario económico, doblegan mediante el terror y el asesinato a los países de su área de influencia para enriquecerse ilícitamente. En mi opinión, son los causantes de la muerte y psicosis de mucha gente sin que nadie pueda hacer nada, pero su control de los medios de comunicación hace que mucha gente crea que son los buenos de la película.

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