El Rey, el Rich y otros amigos también ricos
Hace 20 años, en la madrugada del 20 de enero de 2001, el presidente saliente de Estados Unidos, Bill Clinton, concedió el perdón presidencial a Marc Rich. El mismo día que dejaba el cargo, metió de mogollón en la lista de agraciados -ya confeccionada- algunos nombres más y entre éstos los de Marc Rich y su socio Pincus Green.
Hace 20 años, en la madrugada del 20 de enero de 2001, el presidente saliente de Estados Unidos, Bill Clinton, concedió el perdón presidencial a Marc Rich. El mismo día que dejaba el cargo, metió de mogollón en la lista de agraciados -ya confeccionada- algunos nombres más y entre éstos los de Marc Rich y su socio Pincus Green.
Según el Chicago Tribune, cuando de madrugada el fiscal del Departamento de Justicia encargado del perdón presidencial, Roger Adams, se puso a estudiar el asunto, se llevó una sorpresa: ambos estaban en busca y captura por evasión de 48 millones de dólares en impuestos, fraude fiscal, falso testimonio, relaciones comerciales con Irán y otro medio centenar de delitos financieros. El adjunto al fiscal, Eric Holder, también lo sabía y escribió en su informe: “soy neutral, pero me inclino a que se le conceda”.
Mientras que Rich huyó de la justicia y los fiscales huyeron de hacer justicia, Clinton, tras firmar el perdón con el que coló un gol por toda la escuadra a la justicia, debió de dormir su última noche en la Casa Blanca a cuerpo de rey y hasta soñar con su saxofón, cortesía de Rich, sin contar los milloncejos de rigor que donó para las campañas electorales.
Líderes del Partido Demócrata y partidarios durante mucho tiempo de Clinton, como Jimmy Carter y otros, criticaron el perdón de aquél y éste lo definió como “vergonzoso”.
Otras actividades de Rich también fueron muy criticadas, por ejemplo su intermediación en la compra de petróleo iraní, a pesar de lo cual en aquellos tiempos de vino y rosas los periódicos decían de él que “seguía los mercados con pasión y la contagiaba.” (El País, 11-2-2001)
Según El País (11-2-2001), “en 1963, a los 29 años, Rich ya era director general de Phibro en España e instaló su cuartel general en la torre de Madrid, en el centro de la capital.”
Por cierto, obtuvo en 2013 y 2014 dos licencias para extraer petróleo en la costa del Sahara Occidental ocupado por Marruecos, en violación de la ley internacional.
Rich, fundador de una compañía de materias primas: petróleo, zinc, cobre, carbón… que luego se convirtió en Glencore, en el puesto 14 entre las primeras quinientas del mundo (2012) escapó a Suiza donde obtuvo la nacionalidad y también obtuvo la española en 1981.
Visto lo visto Rich no parece un ciudadano ejemplar, así que alguna otra cualidad debía de tener porque en aquellos días no solamente Clinton, sino la crème de la crème mundial, bebía los vientos por él. Entre otros el primer ministro de Israel, el jefe del Mosad, Zubin Mehta… y por estos lares el empresario vigués Fernando Fernández-Tapias, naviero y vicepresidente de la CEOE; el rey Juan Carlos I, la princesa Irene de Grecia, hermana de la Reina Sofía, como presidenta de la organización benéfica española Mundo y el Premio Nobel Camilo José Cela, en su condición de responsable de la Fundación Marc Rich de España.
¿Qué pudieron ver estas altísimas personas en Rich para firmar en favor de un fugado de la justicia por delitos tan notorios? Quizás es sólo exceso de caridad cristiana o simplemente mala suerte y que les salen rana los beneficiarios de sus desvelos por los más necesitados, porque Público acaba de revelar (4-8-2021) que “Juan Carlos I intercedió con el Constitucional para librar a ‘Los Albertos’ de prisión el año que recibió 100 millones en una cuenta opaca.”