Ernesto Guevara y los comunistas argentinos
Ernesto Guevara recibió distintas influencias a lo largo de su vida. Aunque se crió en un hogar progresista de simpatías por el socialismo. Don Ernesto padre se declaraba votante y admirador de Alfredo Palacios. Nos cuenta don Ernesto: “Mi primer voto en el año 1918 lo di al Partido Socialista y al doctor Alfredo Palacios. Sin estar afiliado a ese partido, voté siempre por ellos hasta el año 1962, que lo hice por última vez, haciéndolo también por los socialista con el doctor Alfredo Palacios al frente”.
Durante la radicación de la familia en Alta Gracia y Córdoba capital, los Guevara se posesionaron con el bando republicano en la guerra civil española. Sus padres sentían sus simpatías por los republicanos de forma genérica, mientras que Ernestito tomaba partido por los seguidores de La Pasionaria, dentro del propio Frente Popular. A tal punto estaban impactados por aquellos acontecimientos que Guevara repetía desde entonces hasta su muerte la famosa frase de Dolores Ibarburu “Más vale morir de pie que vivir la vida de rodillas” Existen historiadores que adjudican la frase a Emiliano Zapata, aunque la universalizó la Pasionaria. La pronunció tantas veces Ernesto que algunos llegaron a pensar que esa frase era suya. Ernestito tenía gran admiración por su tío Córdova Iturburu, escritor comunista que viajó a España como corresponsal de Guerra de Crítica. A través de las cartas que enviaba su tío, Ernestito reproducía las batallas con sus soldaditos de plomo.
Al concluir la Guerra civil estalló la segunda guerra mundial. Sin dudarlo todos se posesionan contra la Alemania nazi. Don Ernesto y Celia sienten grandes simpatías por Inglaterra, EEUU y Francia. Don Guevara padre fue un simpatizante de Charles De Gaulle. Mientras que Ernestito “hinchaba” por la URSS y admiraba por aquellos años a Stalin.
“Ernesto había hecho sus primeras armas “revolucionarias” cuando apenas tenía uso de razón, apoyando al gobierno republicano español, sin comprender todavía bien a fondo el porqué de tal apoyo. El segundo apoyo lo dio cuando al comienzo de la guerra europea se adhiere a la Acción Argentina y empieza a trabajar, siendo una criatura, contra el avance de la penetración nazi en América. Todos los afiliados tenían sus carnés que los identificaban como tales. Ernestito tenía el suyo perteneciente a la “Juventud” de aquella agrupación, el cual exhibía con orgullo” agrega don Ernesto Guevara Linch.
A partir del triunfo del peronismo la familia como toda la izquierda jacobina, toma posición junto a la Unión Democrática. Tanto el padre como la madre inician una militancia antiperonista.
Mientras suceden estos acontecimientos donde el Coronel Perón pasa a ser un destacado actor político, Ernesto realiza sus últimos años de la escuela secundaria en la ciudad de Córdoba, en el Colegio Deán Funes. Allí conoce a Tomás Alberto y Gregorio Granado, Gustavo Roca, hijo del más destacado impulsor de la Reforma Universitaria de Córdoba, Deodoro Roca.
En aquellos años participa de las actividades de la Federación de Estudiantes Secundarios de la provincia. Comienza a leer a José Ingenieros, Sigmundo Freud, Carlos Marx y Federico Engels. También incursiona en la poesía con Antonio Machado, Federico García Lorca, Baudelaire, Pablo Neruda, José Martí, entre otros.
En Córdoba hace amistad con Fernando Barral un joven español que había llegado como exiliado con su familia. Su padre había caído en combate en la defensa de Madrid. Fernando pasó por un campo de concentración en África. Un familiar le gestiono la entrada a la argentina a su madre y a él. El adolecente era comunista. Desde su llegada se afilió a la FJC (Fede). A partir de Fernando mantuvo un vínculo con los jóvenes comunistas. Posteriormente Barral fue expulsado de la Argentina aplicando leyes represivas contra los extranjeros. Tras distintas gestiones logra evitar ser extraditado a la España franquista. Es así que se radica en Hungría. Años después se reencontrará con el Che en Cuba.
En 1945 comienza a escribir un diccionario filosófico que lo hará de forma intermitente, el cual está conformado por 7 cuadernos. El tercer cuaderno incluye escritos sobre el marxismo leninismo.
Estos apuntes indican claramente el conocimiento que tenía Ernesto de los clásicos marxistas y de su ya clara definición ideológica.
Durante 1945 y 1946 Ernesto participa de las actividades de la Federación de Estudiantes de Córdoba, con fuerte influencia de la Federación Juvenil Comunista. A pesar de ello, el historiador Jon Lee Anderson señala que cuando se extendió el rumor de que los peronistas cordobeses se preparaban para apedrear el Jockey Club, símbolo de la oligarquía terrateniente local, Ernesto se declaró dispuesto a acompañarlos. “No me molestaría tirar unas cuantas piedras al Jockey Club”, le escucharon decir sus amigos. Consideraron que era una expresión de sus sentimientos a favor del peronismo, pero es igualmente posible que se comportara como un adolecente fogoso, que solo buscaba desconcertarlos y provocar una discusión.
En aquellos años la Federación de Estudiantes Secundarios sufría los constantes ataques de los grupos nazis de la Alianza Libertadora Nacionalista, que atacaban especialmente a los judíos y comunistas.
Los estudiantes se comenzaron a organizar en células de más de tres estudiantes. En una de ellas estaba al frente Ernesto. Una tarde cuando los matones de la Alianza se pavoneaban con sus navajas con la insignia del Cóndor grabada en la empuñadura e impedían la salida de otros estudiantes, Guevara se arrojó sobre ellos, haciendo girar sin parar la cartera llena de libros. Aquella acción le hizo ganar el respeto de sus compañeros y el temor de los nazis.
Años después, cuando la revolución cubana había triunfado, dirá el propio Guevara:
“Las potencias imperialistas eran varias y fuertes, y se aprestaban a luchar entre sí por el botín del mundo entero, pero todas coincidían en que había que derrotar a la Unión Soviética. La lucha, la batalla de España fue el preludio de las gigantescas batallas que librarían dos años después de terminada la guerra española. Hitler y Mussolini, de un lado, pero también los aliados occidentales, del otro, estaban preparándose a su manera, para festejar la caída del único poder popular.”
Ernesto enterado de la enfermedad de su abuela Ana Linch, por la cual sentía un especial cariño, Guevara decide dejar su trabajo en Vialidad Nacional de Córdoba e instalarse en Buenos Aires en 1947.
Al llegar se encuentra con que su abuela estaba en una etapa terminal de su enfermedad. Durante 17 días se dedica a estar junto a ella, le suministra alimentos y las medicinas con un gotero. Después de la muerte de su abuela abandona la carrera de ingeniería, donde se había inscrito y decide ser médico. Allí se contactó con los estudiantes del movimiento reformista, vinculados a la Federación Juvenil Comunista. Durante esos años vive todas las implicancias del primer gobierno peronista y comienza sus primeros viajes por la Argentina y América latina. En esta etapa de estudiante conoce a Berta Gilda Infante “Tita”, una militante de la Federación Juvenil Comunista, que tenía una sólida formación política. Juntos leen textos de Marx, hablan de literatura, debaten sobre el peronismo. Dos de sus compañeros de carrera Arnoldo Epelbaum y Alberto Scaletsky son los encargados de la juventud comunista de “atenderlo” políticamente. Los de la Fede (FJC) lo tenían considerado como un “aliado”, palabra que utilizaban para los que compartían, sus ideas, pero no estaban aun afiliados.
Durante el primer gobierno del General Perón, Ernesto Guevara inicia su proceso de formación ideológica. Por aquellos tiempos conoce en profundidad los textos clásicos del marxismo, reflexiona sobre los mismos, profundiza en la vida de Lenin, admira la revolución Rusa y sigue con mucha atención los acontecimientos de la revolución China.
Lee con avidez los periódicos que edita el Partido Comunista Argentino, especialmente los de la juventud. A pesar de que sus padres tienen una actitud antiperonista, es la primera vez que Ernesto no se deja influenciar por las ideas familiares. Guevara comienza a tener sus propias opiniones de Perón y del peronismo.
Según la biógrafa del Che y amiga de los Guevara, Julia Cónstenla, señala que en una de las vacaciones de la familia a Mar del Plata, que cree que fue en el verano de 1945, la Federación Universitaria Argentina realizó en el balneario, una manifestación contra el Coronel Perón. Los padres de Ernesto que eran militantes antiperonistas deciden participar de la misma, especialmente su madre, que era más opositora. La escritora que mantuvo una estrecha relación con la madre del Che, señala que no le consta que Ernesto se sumará a este acto antiperonista. Esta aseveración refuerza la idea de que Ernesto, tenía ideas propias, ya no era en niño o adolecente influenciados por su entorno familiar. Su hermana Ana María llegó a declarar que: “el no tomó partido a favor ni en contra. Se mantiene como al margen”.
Una Compañera de trabajo Liria Bocciolesi declaró en este sentido: En realidad Ernesto no tenía una definición política en cuanto a Perón (…) De pronto discutía con un peronista en contra de Perón, o discutía y defendía a Perón con un antiperonista (…) No era peronista ni antiperonista. Era justo”.
En noviembre de 1947, Ernesto deja de ser oyente en la facultad y se matricula oficialmente en la carrera de medicina.
Según el General e historiador Cubano William Gálvez que ha investigado el pensamiento del Che, señaló sobre el peronismo: “a partir de 1947 se incrementa el nacionalismo, divisa primordial del peronismo, nacionalizan los ferrocarriles en manos inglesas; expropian latifundios e impulsa el consumo de los productos nacionales. Comenzó a conocerse en el extranjero la Industria Argentina. Crean la Universidad Obrera, aumentan las aulas de la primaria y secundaria. Reconoce a la mujer derecho a votar. La política en beneficio de los descamisados, popularizada por Evita, es cada día mayor. Todo esto desespera a la oposición, en especial la oligarquía y la cúpula católica comienzan a enseñar las uñas. Estos son los factores que hacen al joven Ernesto comprender que el peronismo es más positivo que negativo.”
Ernesto hizo muy buena amistad con la alumna de igual carrera, Berta Gilda Infante, llamada Tita. No es bonita, es delgada, con grandes ojos, labios gruesos, pelo corto y alargado rostro, de dura expresión, tímida, reservada, de poco hablar y marcada ingenuidad. Su falta de belleza es suplida por su dulzura, calidad humana, amplia cultura y politizada, pues es militante de la Juventud Comunista. A pesar de ser jóvenes los dos se tratan de usted, relación que mantendrán durante años de forma epistolar. La propia Tita Infante nos recuerda aquel encuentro con su amigo de carrera Ernesto Guevara:“en un anfiteatro de Anatomía, en la Facultad de Medicina, ‘escuché varias veces una voz grave y cálida que, con ironía, se daba coraje a sí mismo y a los demás frente a un espectáculo que sacudía aún al más insensible de esos futuros galenos. Por el acento, era un provinciano, por su aspecto, un muchachito bello y desenvuelto (…) El fuego que debía consumir su existencia yacía aún latente bajo su corteza de leño tierno, pero ya chisporroteaba en su mirada. Una mezcla de timidez y altivez, quizás de audacia, encubría una inteligencia profunda y un insaciable deseo de comprender y, allá en el fondo, una infinita capacidad de amar.”
Su amigo y colaborador directo el embajador cubano en Argelia Jorge Serguera, quien fuera encomendado por el Che a reunirse en dos oportunidades con el General Perón en Madrid, relata algunos aspectos de aquel joven Guevara: “Cuando el Che llegó a Argel por primer vez tenía vivencias, información, experiencias y preocupaciones muy originales. Partió de Argentina con un compañero en motocicleta para recorrer y conocer el continente; lo acompañaban además el título de médico y su curiosidad. Lo impactó mucho el movimiento minero boliviano, el atraso cultural, educacional y económico latinoamericano. No era marxista. En su país había tenido simpatías por el justicialismo de Perón.”
Serguera después de muchas charlas con Guevara, para organizar la entrevista con Perón, sacó la conclusión que el Che ya había tenido cierta simpatía por el peronismo, durante su juventud.
La primera confidente de sus opiniones políticas sobre el peronismo fue su primera esposa, la peruana Hilda Gadea. Ella es testigo de primera mano de cómo vivió Guevara la caída del General Perón y de cómo Ernesto había variado su opinión acerca del ex presidente argentino: «En cuanto a la militancia política, me relató que participará con su padre en algunas manifestaciones antiperonistas y que en la universidad tuviera durante algún tiempo actividades ligadas a la juventud comunista, pero se distanció de ellos por estar muy separados del pueblo. Me dijo que dejará la argentina, no por razones políticas, fue por querer conocer a fondo los problemas de América Latina. Sólo después de abandonar el país comprenderá que Perón conducía una lucha contra la oligarquía y el imperialismo y que en el campo social promulgaría leyes de protección de los trabajadores.»Guevara vivió junto a su nueva compañera los últimos meses del proceso revolucionario guatemalteco. Tras la invasión decide salir de Guatemala con el objetivo de reencontrarse con Hilda Gadea posteriormente en México. Durante su residencia en México se produce el primer intento de golpe contra el General Perón. Guevara ante este acontecimiento toma partido en defensa del gobierno popular. Por aquel entonces Ernesto ya sabía cómo actuaba el imperialismo, contra este tipo de gobiernos de fuerte contenido nacionalista y amplio apoyo popular. Esta experiencia la había vivido en Guatemala durante el gobierno izquierdista de Jacobo Arbenz. En una carta que le envía a su madre el 20 de junio de 1955, tan sólo cuatro días después del salvaje bombardeo a la Plaza de Mayo, que había dejado medio millar de muertos. Guevara se adelanta a los acontecimientos que sucederán en la argentina meses después:
“Mierdas de los aviadores que después de asesinar gente a mansalva se van a Montevideo a decir que cumplieron con su fe en Dios», «tirarían o tirarán contra el pueblo a la primera huelga sería…. matarán a cientos de «negros» por delito de defender sus conquistas sociales y La Prensa dirá muy dignamente que es ciertamente muy peligroso el que trabajadores de una sección vital del país se declaren en huelga»… «la Iglesia tuvo muchísimo que ver en el golpe de estado del 16, y también tuvieron que ver con eso (irónico) «nuestros queridos amigos».” Carta de Ernesto Guevara a su madre. (México 20 de julio de 1955)
El 16 de septiembre de 1955 las Fuerzas Armadas derrocaron a Perón. La CGT, sectores del peronismo e incluso sectores opositores fueron a reclamar armas para impedir la toma del poder por los militares, pero el presidente se las negó y se exilió temporalmente en Paraguay. Cuando se produce el golpe, Guevara declara su repudio, señalando claramente el carácter antipopular del mismo. No se equivoca en caracterizarlo como un golpe de la oligarquía y del imperialismo. Con sus allegados lamenta no estar en Buenos Aires para defender al gobierno junto al pueblo. En carta a su madre le señala:
«Querida vieja: Esta vez mis temores se han cumplido, al perecer, y cayó tu odiado enemigo de tantos años; por aquí la reacción no se hizo esperar, todos los diarios del país y los despachos extranjeros anunciaban llenos de júbilo la caída del “tenebroso dictador”; los norteamericanos suspiraban aliviados por la suerte de 425 millones de dólares que ahora podrán sacar de la Argentina; el obispo de México se mostraba satisfecho de la caída de Perón, y toda la gente católica y de derecha que yo conocí en este país se mostraba también contenta; mis amigos y yo, no; todos seguimos con natural angustia la suerte del gobierno peronista y las amenazas de la flota de cañonear Buenos Aires, (…)Aquí la gente progresista ha definido el proceso argentino como «otro triunfo del dólar, la espada y la cruz».
Yo sé que hoy estarás muy contenta, que respirarás aire de libertad (…)Vos podrás hablar en todos lados lo que te dé la gana con la absoluta impunidad que te garantizará el ser miembro de la clase en el poder, aunque espero por vos que seas la oveja negra del rebaño. Te confieso con toda sinceridad que la caída de Perón me amargó profundamente, no por él sino por lo que significa para toda América, pues mal que te pese y a pesar de la claudicación forzosa de los últimos tiempos, Argentina era el paladín de todos los que pensamos que el enemigo está en el norte.(…) Tal vez en el primer momento no verás la violencia porque se ejercerá en un círculo alejado del tuyo (…) El Partido Comunista con el tiempo, será puesto fuera de circulación, y tal vez llegue un día en que hasta papá sienta Que se equivocó. Quien sabe que será mientras tanto de tu hijo andariego. Tal vez haya resuelto sentar sus reales en la tierra natal (única posible) o iniciar una jornada de verdadera lucha…» México, 24 de septiembre de 1955.
Mientras que Hilda Gadea recuerda aquellos sucesos: «Estábamos en septiembre de 1955 y en los diarios aparecen noticias sobre el posible golpe contra Perón. El ultimátum de la Marina, las manifestaciones populares en frente de la Casa Rosada, etc. Comentamos las noticias; Ernesto mantenía la esperanza de que el pueblo combatiera para defender aquel gobierno popular; también yo lo esperaba, aunque miraba, infelizmente, una serie de señales evidentes de que se repetiría la historia de Guatemala. Discutimos mucho, animadamente; pasamos varios días dependiendo literalmente de las noticias de las agencias y de las radios. Yo estaba muy pesimista y los acontecimientos confirmaban aquella actitud que tenía. Veíamos con dolor, al General Perón obligado a renunciar al poder para evitar un derramamiento de sangre todavía mayor, por causa de la convivencia del ejército con los intereses de los yanquis, que pretendían concesiones petrolíferas, apoyados por la oligarquía de los criadores de ganado y de los latifundistas, cuando no era de la Iglesia católica. En el día que supimos la noticia, Ernesto regresó de prisa del hospital; esa noche no salió. Estaba abatido: “- Tenías razón, -dijo Ernesto refiriéndose a Perón- renunció, no quiso luchar, mientras que el pueblo quería combatir; se reunió en la Plaza de Mayo y lo ametrallaron.
También yo estaba disgustada con las noticias. Ernesto pensaba que la situación debía de ser muy difícil, por la convivencia de tantas fuerzas contra el régimen, aunque hasta el fin confiaba en que el general Perón recurriese al pueblo, lo armase y luchará contra los enemigos. Estábamos discutiendo estos acontecimientos, cuando golpearon la puerta. Fue el abrir; eran los peruanos Raygada y el poeta Gonzalo Rose, junto al poeta portorriqueño Juan Juarbe.
“–Aquí estamos, (le dijo a Ernesto a modo de saludo), para lamentar todo lo que aconteció”.
También ellos habían ido para hablar de la caída de Perón. Todos sentíamos lo mismo: amargura por no haber recurrido al pueblo para defender un régimen que había resuelto muchas reivindicaciones de los trabajadores. La caída de Perón fue para Ernesto un golpe muy duro, que lo convenció una vez más de que el imperialismo norteamericano intervenía sin pudor en nuestro continente y que era necesario enfrentarse contra él, con el apoyo del pueblo.”
Al mismo tiempo que le escribe a su familia especialmente a su madre le envía una carta a su amiga y confidente Tita Infante, fechada en México (24 de septiembre de 1955): “Querida Tita: Le escribo nuevamente angustiado por lo que pasa en la Argentina, esta vez doblemente angustiado, pues además de los muertos se ha sumado toda esa serie de acontecimientos que no auguran nada bueno para el país. Desde aquí no se puede decir nada en absoluto, pero el unánime júbilo de Estados Unidos y los católicos, sumado a las declaraciones de la nueva junta y el hecho de que todos eran militares, está dando una idea de lo que será esta nueva liberación. Con todo el respeto que me merece Arbenz (totalmente diferente a Perón desde el punto de vista ideológico), la caída del gobierno argentino sigue los pasos de Guatemala con una fidelidad extraña, y verá Ud. cómo la entrega total del país y la ruptura política y diplomática con las democracias populares será un corolario, conocido pero triste. Está mal, sin embargo, que yo me ponga a recitar opiniones políticas cuando lo que debe ser y lo que deseo es que Ud. me dé su opinión sobre todos los últimos acontecimientos y me relate bien las cosas. ¿Sería mucho pedir que me mandara un paquete con los diarios de los últimos días y primeros del nuevo régimen? Podría ser por barco, no me importa tanto el tiempo como tener una imagen de lo que fue eso.”
También le escribe a su tía Beatriz para trasmitirle las mismas preocupaciones:
Mi muy querida Tiíta:
“…Como te imaginarás, el gusto que tendrás vos frente a la caída del tirano es exactamente inverso al que siento yo, será tal vez por un innato deseo de que me tengan el bozal bien firme y me den una sobadita de lomo de vez en cuando. Yo no sé bien por qué será, pero sentí la caída de Perón un poquito. La Argentina era una ovejita gris pálido, pero se distinguía del montón: ahora ya tendrá el mismo colorcito blanco de sus 20 primorosas hermanas; se dirá misa con mucha asistencia de agradecidos fieles, la gente bien podrá poner en su lugar a la chusma; los norteamericanos invertirán grandes y beneficiosos capitales en el país, en fin, un paraíso. Yo francamente no sé por qué, añoro el color gris de la ovejita…”
Carta a la madre desde México (agosto de 1956): “Querida vieja: Te escribo desde un punto cualquiera de la geografía de México, dónde estoy esperando que se solucionen las cosas. El aire de libertad es, en realidad, el aire del clandestinaje, pero no importa un matiz de película de misterio muy interesante. Mi salud es muy buena y mi optimismo mejor. Con respecto a tus apreciaciones sobre los libertadores veo que poco a poco, casi sin querer, vas perdiendo confianza en ellos. El petróleo tampoco será argentino. Las bases que tanto temían que Perón entregara, la entregaron éstos; o por lo menos harán una concesión similar. La libertad de expresión ya es un mito, sólo que cambió de mito, antes era el peronista, ahora es el libertador, los diarios que jodan a la calle. Antes de las elecciones generales habrán ilegalizado al partido comunista y tratarán por todos los medios de neutralizar a Frondizi, que es lo mejor a que puede aspirar la Argentina. En fin, vieja, el panorama que veo desde aquí es desolador para el pobre movimiento obrero argentino, es decir para la mayoría de la población. Bueno, tengo poco tiempo para escribir y no tengo ganas de gastarlo en esos temas. Aunque, en realidad, de mi vida propia tengo poco que contar ya que me la paso haciendo ejercicio y leyendo. Creo que después de estas saldré hecho un tanque en cuestiones económicas aunque me haya olvidado de tomar el pulso y auscultar (esto nunca lo hice bien). Mi camino parece diferir paulatina y firmemente de la medicina clínica, pero nunca se aleja tanto como para no echarme mis nostalgias de hospital. Aquello que les contaba del profesorado en Fisiología era mentira pero no mucho. Era mentira porque yo nunca pensaba aceptarlo, pero existía la proposición y muchas probabilidades de que me lo dieran, pues estaba mi citación y todo. De todas maneras, ahora sí pertenece al pasado. San Carlos (por Carlos Marx) ha hecho una aplicada adquisición. Del futuro no puedo hablar nada. Escribí seguido y contáme cosas de la familia que son muy refrescantes en estas latitudes. Vieja, un gran beso de tú hijo clandestino”.
Carta a la madre desde México (noviembre de 1956):
“Tenía preparado un proyecto de vida con diez años de vagabundeo, años posteriores de estudio de medicina, y después, si quedaba tiempo, internarme en la gran aventura de la física. Todo aquello es pasado; lo único que está claro es que los diez años de vagabundeo tienen visos de ser más (salvo que circunstancias imprevistas supriman todo vagabundeo), pero ya será de un tipo totalmente diferente al que soñé y cuando llegue a un nuevo país no será para recorrer tierras, ver museos y ruinas, sino además (porque aquello siempre me interesa) para unirme a la lucha del pueblo. He leído la última información que llega de la Argentina sobre la negativa de dar personería jurídica a 3 nuevos partidos y al despojo de la que tenía el P.C. No por esperada esta medida es menos sintomática de todo lo que está ocurriendo en la Argentina de un tiempo a esta parte. Todos sus actos tienen una tendencia tan clara-favorecer a una casta y a una clase- que no puede haber equivocación o confusión. Esa clase es la de los terratenientes criollos aliados con los inversores extranjeros, como siempre. Si te digo estas cosas más o menos duras es por el “porque te quiero te aporreo”. Ahora va un abrazo, uno de los últimos desde tierras mexicanas, y en tren de hacer admoniciones, una final: la madre de los Maceo se lamentaba de no tener más hijos para ofrecer a Cuba. Yo no te pido tanto, simplemente que mi precio o el precio de verme no sea algo que esté contra tus convicciones o que te haga arrepentir algún día. Chau.”
Esta será la última carta a su madre antes de viajar en el Granma, con los martianos del Movimiento 26 de Julio. Como en todas las cartas anteriores, el tema de Perón y el nuevo gobierno de la Libertadora, es un tema recurrente, donde Guevara acierta claramente en sus aseveraciones.
En el recorrido hacia su nuevo destino recorre varios países de Centroamérica.
Ernesto Guevara en una entrevista señala: «He encontrado aquí «peronistas-castristas», lo cual ha echado completamente abajo las ideas vagas, ciertamente que yo tenía acerca del peronismo… Es un poco difícil definir el peronismo, porque el peronismo es el partido político de los que siguen a un hombre, a Perón; yo nunca lo he seguido. Sin embargo, la gente que sigue a Perón como dirigente y que lo reconocen como tal, todo ese grupo llamado peronista, constituye la masa mayoritaria del pueblo argentino y es una de las más sufridas y nobles, parte de su población. El peronismo parece ser todavía un movimiento heterogéneo, donde no hay solamente fuerzas populares, sino, de la pequeña burguesía y hasta algunos de la gran burguesía argentina. Todo ello le da un carácter especial. No se conduce con una identificación de clase, pero Perón representó en un momento dado de avance en Argentina, a la burguesía tomando el poder en lucha contra los imperialistas y los que derribaron a Perón fueron los imperialistas. Independientemente de que haya tenido debilidades, quien debe decir la última palabra, en mi opinión, es el pueblo argentino».
Mientras tanto en Cuba el 25 de mayo de 1962 el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, en ocasión de celebrarse el día de la Revolución Patria Argentina, prepara un evento conmemorativo. Se organizó una fiesta de confraternización de la colonia Argentina en La Habana, en un lugar paradisíaco de las afueras de la capital, llamada Río Cristal. Participaron casi 400 personas, incluyendo los residentes, técnicos, artistas e invitados cubanos y argentinos. La periodista argentina Carolina Aguilar Ayerra, quien por aquellos años estaba casada con el colaborador directo del Che, Santiago Riera, nos cuenta aquel encuentro donde participa Guevara y la argentina alemana Tamara Bunke (Tania), que posteriormente será una pieza clave en los planes del Che en Bolivia. “Precisamente yo conocí a Tamara en ocasión de una fiesta folklórica argentina que estábamos preparando para el 25 de mayo de 1962, aquí en La Habana. Esa fiesta sería muy especial, porque había venido un grupo grande de argentinos, técnicos en su mayoría. Estábamos en La Habana como 380 argentinos. Nos entusiasmamos mucho y una comisión fue a ver al Che, porque queríamos hacerlo todo muy “Criollo”. El Che, al ser invitado, se entusiasmó con la idea y propuso se consiguiera una vaca para hacer una comida típica argentina, consistente en un asado con cuero, sugiriendo además que todo lo que se sirviera fuera como se hace en la Argentina. Fue el propio Che quien le expresó a la comisión que fue a invitarlo: ´oigan, busquen a una artista argentina que hay por ahí, que se llama Tamara, que toca la guitarra`. Tamara fue invitada y ella hizo el programa y tuvo ideas originales, tales como que las compañeras que sirvieran la comida lo hicieran vestidas de chinas (campesinas argentinas), que se recibiera a la gente cebando mate, etcétera. Ella fue la actriz principal en aquella fiesta y una organizadora diligente. También consiguió trenzas, quería que todas las mujeres fuesen con trenzas largas y con cintas argentinas. En el acto artístico bailó la zamba con un vestido negro”.
El Che fue el encargado del discurso central de la fiesta, en el que habló de la lucha armada en la América Latina e hizo un análisis histórico de Argentina. Entre los asistentes había militantes peronistas y comunistas. En la cabecera de la mesa estaban Elsa Paladino de Clara, Manuel Galich, Ernesto Guevara, el “Gordo” Cooke, Ramón Calcines Gordillo, quien fuera secretario General de la Juventud Socialista Popular y Luis Presti.
El Che señaló entre otras cosas: “Todo es parte de una sola lucha, y es verdad cuando el imperialismo lo llama con un denominador común, porque aún cuando las ideologías cambien, aún cuando uno se reconozca comunista, o socialista, peronista, o cualquier otra ideología política en determinado país, sólo caben dos posiciones en la historia: o se está a favor de los monopolios, o se está en contra de los monopolios. Y todos los que están en contra de los monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común. En eso los norteamericanos tienen razón. Todos los que luchamos por la liberación de nuestros pueblos luchamos al mismo tiempo, aunque a veces no lo sepamos, por el aniquilamiento del imperialismo. Y todos somos aliados, aunque a veces no lo sepamos, aunque a veces nuestras propias fuerzas las dividamos en querellas internas, aunque a veces por discusiones estériles dejamos de hacer el frente necesario para luchar contra el imperialismo. Pero todos, todos los que luchamos honestamente por la liberación de nuestras respectivas patrias, somos enemigos directos del imperialismo.”
Luego agrega para referirse a la Argentina: “Si nuestro pueblo aprende bien las lecciones, si no se deja engañar de nuevo, si no suceden nuevas y pequeñas escaramuzas que lo alejen del objetivo central que debe ser tomar el poder, nada más ni nada menos que tomar el poder, podrán darse en la Argentina condiciones nuevas, las condiciones que en su época representa el 25 de Mayo, las condiciones de un cambio total. Solamente que en este momento de colonialismo y de imperialismo, el cambio total significa el paso que nosotros hemos dado, el paso hacia la Declaración de la Revolución Socialista y el establecimiento de un poder que se dedique a la construcción del Socialismo.”
El discurso fue seguido con gran silencio y fervor revolucionario, aunque muchos de los presentes, militantes del Partido Comunista Argentino, mostraban con sus caras, la desaprobación con el contenido del discurso. Al terminar de hablar el Comandante Guevara, otros argentinos hicieron uso de la palabra, aunque será el histórico dirigente del peronismo revolucionario John William Cook, quien integraba el Instituto de Amistad Argentino Cubano, quien se hará eco del discurso del Che, asumiendo públicamente el llamamiento revolucionario de Guevara.
El que fuera delegado del General Perón, se había convertido en el aliado argentino más próximo a las tesis insurreccionales de Guevara, para toda América Latina. Mientras que los comunistas argentinos apostaban por la vía democrática de la acción de las masas, como etapa previa al socialismo. Por ese entonces Cooke y su compañera Alicia Eguren intentaron convencer al General Perón, de que tenía que trasladarse a Cuba y dejar el Madrid del régimen franquista.
Durante la fiesta, el discurso del Che fue el tema del gran debate entre los militantes presentes. A pesar de las canciones de Tamara, la emoción patriótica y los llamados a la unidad, el ambiente había terminado bastante caldeado. En el transcurso de la fiesta se lo vio al Che charlar animadamente de la situación política argentina con el “Gordo” Cooke, Alicia Eguren y el ex embajador de Guatemala en la Argentina Manuel Francisco Galich López, durante el gobierno Jacobo Arbenz.
La periodista entrerriana Carolina Aguilar nos continúa relatando las incidencias de la actividad celebrada el 25 de Mayo y la repercusión posterior de la misma.: “A los dos o tres días después de la fiesta, los argentinos nos reunimos en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos porque había algunos residentes que no tenían la misma opinión que el Che. A esa reunión asistió Tamara y cuando los oyó hablar de esa manera se paró y dijo tajantemente: ´Bueno, me voy, yo aquí no pierdo el tiempo…´ Y se fue. Junto con ella nos fuimos unos cuantos.”
A partir del triunfo de la revolución cubana varios grupos militantes del Partido Comunista y la Federación Juvenil Comunista se alejaron del partido para crear organizaciones armadas guevaristas.
Lois Pérez Leira.
- Imagen: Ernesto Guevara y Rubens Iscaro dirigente del Partido Comunista Argentino.