
Gilles Deleuze, francotirador contra los dogmas en filosofía
Por Iñaki Urdanibia
« Un día tal vez , el siglo será deleuziano…una fulguración se ha producido que llevará el nombre de Deleuze: un nuevo pensamiento es posible. No está por llegar, como promesa de un lejano recomenzar. Está aquí, en los textos de Deleuze, rebosante, danzando ante nosotros, delante de nosotros…»
( Miche Foucualt )
Siempre tiene que haber algún idiota que asocie su suicidio con su imposible pensamiento, del mismo modo que el mismo sujeto halló la conexión entre el pensamiento situacionista y el suicidio de Guy Debord; es como el predicador que alerta contra los peligros del sexo, de la gula, de…, o el comisario político que indica que ciertos pensamientos no conducen más que a la ruina y a la perdición. Moralinas propias de un cretinismo que pueden llamar más la atención, si cabe, en caso de que su poseedor no llevase una vida lo que se dice ejemplar, dando la imagen de quien chapotea en los crecientes bordes de la decadencia…pero dejémonos de menudencias propias de la prensa people o similares.
« Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve al Estado, ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía.
» Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene un uso: denunciar la bajeza en todas sus formas. ¿Existe alguna disciplina, fuera de la de filosofía, que se proponga la crítica de todas las mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin? Denunciar todas las ficciones sin las que las fuerzas reactivas no podrían prevalecer. Denunciar en la mixtificación esta mezcla de bajeza y estupidez que forma también la asombrosa complicidad de las victimas y de los autores. En fin, hacer del pensamiento algo agresivo, activo, afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no confunden los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral, y la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. ¿Quien, a excepción de la filosofía, se interesa por todo esto?.
» La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma: empresa de desmitificación. Y, a este respecto, que nadie se atreva a proclamar el fracaso de la filosofía. Por muy grandes que sean la estupidez y la bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que quisieran…pero ¿quién a excepción de la filosofía se lo prohíbe? »
Como puede observarse no he podido resistirme a transcribir esta extensa cita que ofrece una visión clara y neta de lo que entendía el filósofo con respecto a lo que es y lo que no es esta actividad dedicada a « crear conceptos», sin dejar de lado la imbricación de los « preceptos» y los « afectos»; sin agarrarse a las concepciones heredadas y consagradas por el uso, y abuso, a lo largo de la historia oficial de la filosofía que habitualmente ha solido estar guiada por los criterios de un « tribunal de la razón pura o de la fe pura » . El empeño tenaz por resistirse a las imposiciones de tales jueces le condujo a tratar de desmontar algunas conceptualizaciones que siempre se han dado, y se dan en gran medida, como la «moneda al uso» que dirían los seguidores de Diógenes de Sínope.
Lecturas en estereo
No pretende el titular de este apartado relacionar el pensamiento deleuziano con su concepción de la pop´filosofía , sino que el recurso a un término relacionado con el sonido, doble, es empleado con el fin de subrayar la singularidad de las lecturas de Gilles Deleuze de algunos filósofos clásicos, que fue el grueso del primer quehacer del filósofo que parecía ceñirse a los cánones propios de los hábitos académicos: la elaboración de monografías sobre algunas figuras del panteón. Hume, Kant, Bergson, Nietzsche, Spinoza…más tarde se volcaría sobre Leibniz y Foucault.
La particularidad de estas lecturas es que el lector habla a través de los pensamientos de los otros que le sirven para ir perfilando su propio pensamiento, podría decirse que, sin tergiversarlos, los escora-tomando los aspectos que más le convienen- para servirse de ellos como una caja de herramientas de la que se toma la que hace falta y no todas al burullón; travesía en la que evitaba la repetición del panteón huyendo de decir una vez más lo ya dicho, y abriendo caminos al pensar de otro modo, a la producción de conceptos a la creatividad de nuevas lógicas y sentidos. Esto es lo que hizo de manera singular y brillantes Deleuze en lo que algunos se atreven calificar como « monografías académicas». Se ha de destacar que la elección de los pensadores viitados no es inocente y señala ya una flecha direccional:
La marca que fue adquiriendo el quehacer deleuziano fue la del anti-platonismo y el anti-hegelianismo, huyendo de los corsés del sistema que todo lo abarca y todo lo domestica.
Deleuze se sirve, como queda dicho, de una serie pensadores que vienen a abrir ciertas grietas en el monolitismo del transcentalismo platónico, en el que ya la Verdad está dada de una vez por todas, y se desliza hacia el campo del inmanentismo; al igual que niega la validez de la dialéctica hegeliana que no hace sino subsumir la diferencia en la unidad. Para tales descalificaciones de los principales bastiones del pensamiento dogmático y supuestamente omnisciente se han de echar por tierra las concepciones de la razón todopoderosa de la que un supuesto sujeto es poseedor y que, en consecuencia, es capaz-siempre que no se deje llevar por instancias ajenas al pensamiento( las pasiones por ejemplo) y siga el debido método- de alcanzar la Verdad.
La crítica cantina resta insuficiente al limitar su crítica a la falsa ciencia ( léase la metafísica) y la falsa moral ( la heterónoma); Nietzsche va a servirle de guía a la hora de derribar la totalidad propuesta por Hegel, ya que su dialéctica no es más que repetición de los mismo ( amo y esclavo intercambiables), que so capa del embrollo del lenguaje hace que too resulte opaco,; frente a tal postura la propuesta nietzscheana va a proponer una creación de valores y de sentido, senda por la que le va a seguir Deleuze. En lo que hace al sujeto trascendental Hume con su definición, empirista, del sujeto como haz de percepciones, despojándole así de su identidad sustancial y Spinoza al proponer una filosofía de la expresión que basa su potencia en las diferencias, y que comprende la fuerza del sujeto en la expresión y el deseo. Esta embestida contra la concepción del sujeto como individuazión común a todos conduce al pensador francés al centro de la problemática de la diferencia, de la que se va a empeñar hasta la creación de una ontología en ella centrada. De inestimable ayuda en este terreno va a ser el recurso a Henri Bergson y a sus teorizaciones acerca de la multiplicidad, le van a llevar a profundizar en la búsqueda de intensidades productivas-bien alejadas de la quietud del sujeto saturado – que se mueven por los terrenos de la positividad afirmativa y la creatividad; la concepción de la subjetividad como territorio y como superficie( más adelante completaría la visión con los « pliegues» leibnizianos y foucaultianos)-enfrentada a la concepción que la consideraba como sustancia, objeto, …) que se deja moldear por los factores exteriores, lo que le convierte en un campo de nomadismo, de devenir, de rizoma, de horizontalidad .
El despegue
Fue a finales de la década de los sesenta del siglo pasado, más en concreto en 1969, cuando Gilles Deleuze comienza a hablar con voz propia a través de dos obras: « Diferencia y repetición» y « La lógica del sentido» . Con respecto a la primera , los dos conceptos en vez de ser concebidos-como era hábito desde Platón- como disociados, él los interpreta como interrelacionados, como potencias inseparables y que , en cierto sentido, se sostienen la una a la otra y viceversa…en una disyunción inclusiva…la repetición como forma de producción de diferencias y ésta asoma como la expresión de la repetición. Por ahí van a cobrar fuerza sus afirmaciones sobre la potencia, sobre el deseo, no como negatividad o falta sino como impulsos productivos, que tiene a desplegarse y no a permanecer sumidos en la pasividad. En la segunda de las obras nombradas, sitúa el sentido en un inequívoco plano de inmanencia y de construcción que aleja su visión de quienes arrogándose la posesión del sentido( empeño bien visible en la filosofía positivista) acaban abriendo las puertas a la legitimación de algún tipo de trascendencia…« el sentido no es nunca principio ni origen, es producto. No está por descubrir, ni restaurar ni reemplazar; está por producir con nuevas maquinarias » Con el fin de apoyar sus posicionamientos Deleuze recurre a fuentes filosóficas un tanto desatendidas ( Lucreio, Demócrito…) como a referencias extrafilosóficas y literarias( D.H.Lawrence, Lewis Carrollo, Scott Fitzgerald…), cargando con su ayuda contra el sentido único y verdadero de la trascendencia y hasta sus formas solapadas bajo el manto del sentido común-el más común de los sentidos- que convierte lo que se da por normal como norma…posturas que conduciría a lo que diese un colega suyo: a mayor número mayor miedo que no mayor verdad. Por esta brecha se abre una defensa cerrada de los derechos de la filosofía como crítica, como deconstrucción e intempestividad…frente a la raza de jueces ya sea de la Razón o de la Fe.
La filosofía debe adoptar de este modo un quehacer de combate contra las imposiciones del Poder, de los poderes, de la repetición de las verdades heredadas, para lo que en las sociedades de la información se usa de los espacios lisos por los que la supuesta verdad discurre con fluidez, combinados con espacios estriados que sirven para ocultar los hechos que se consideran incómodos. En tal contexto el filósofo debe zancadillear los dispositivos del poder en la creación de sentido. el que les conviene, cortocircuitar los mensajes que se imponen, lo que- en opinión de Deleuze- ha de convertir a los pensadores en representantes de una neta oposición a lo dado en nuestras sociedades bienpensantes…« no nos sentimos ajenos a nuestra época , sino que, por el contrario contraemos continuamente con ella compromisos vergonzosos. Este sentimiento de vergüenza es uno de los temas más poderosos de la filosofía. No somos responsables de las víctimas, sino ante las víctimas»…
Deleuze una pop-filosofía que apuesta por arrinconar la estupidez ambiente y , con ello, posicionarse con quienes padecen las zarpas del karaoke dominante
Su amigo Félix
El mismo año en que publicó las dos obras mentadas en el epígrafe anterior, conoció al psicoanalista Guattari ( 1930-1992) convirtiéndose en cómplices y autores de cinco obras, entre las que cabe destacar las dos entregas de « Capitalismo y esquizofrenia» ( Anti-Edipo y Mil mesetas), libros que se convirtieron en verdaderas cajas de herramientas para luchadores del post-68 ( además de sus obras sobre Kafka, Rizoma, y la sobresaliente « ¿ Qué es la filosofía?»)…como dijese el otro la lechuza de Minerva emprende el vuelo al atardecer…Guattari murió una año después de la publicación de la obra, Deleuze esperó cuatro años más.
Y fin
Aquejado por graves problemas respiratorios el pensador nómada puso fin a sus diálogos con otros filósofos, y sus incursiones en todos los terrenos: cine, pintura, ciencia, psicoanálisis, teatro, literatura…No permaneciendo ajeno a las clásicas interrogaciones de la filosofía, mas inventando en su aproximación un nuevo estilo, un nuevo lenguaje, recurriendo a « lenguas menores», que como el viejo topo horadan los lenguajes oficiales y las verdades consagradas…poniendo en valor el devenir más que el ser, lo múltiple más que el uno, la diferencia más que la identidad.
En el nº 47 de la revista Philosophie – «Gilles Deleuze»( Les Éditions de Minuit) publicada en septiembre del año de la muerte del filósofo-francotirador había un precioso homenaje bajo el titulo de « Suidas» firmado por André Bernold, artículo del que no me resisto a transcribir, traducidas, algunas líneas: « Deleuze, filósofo, hijo de Diógenes e Hypatia, ha vivido en Lyon. Nadase sabe de su vida. Vivió hasta muy viejo, aunque a enudo enfermo. Ilustraba lo que decía de sí mismo: hay vidas cuyas dificultades rozan el prodigio. Definía como activa toda fuerza que va hasta el fin de su poder. Es, decía, lo contrario de la ley. Así es como vivió, yendo siempre más lejos que lo que habría creído poder…Fue perseguido; objeto de una envidia que no le amilanó nunca. Despreciaba estas miserias, a causa de la alegría de vivir, que consistía en filosofar. De temperamento altanero, no soportaba más que al pueblo. Su ironía era formidable Su voz…un torrente de cantos rodados. El habla de una distinción extrema, la dicción lenta y suave…Ha escrito mucho…Hubo multitud de otros Deleuze»…