Hablan mujeres musulmanas
«Occidente no necesita salvarnos. Y, en todo caso, Occidente nos ha destruido. Los talibanes fueron creados por Estados Unidos para que pudieran luchar contra los soviéticos. Y le dejaron a los talibanes al pueblo afgano. ¿Quién los necesita? ¿Qué clase de mundo es este? Ojalá Occidente se mantuviera fuera de nuestros países, incluido el mío. Han destruido el Medio Oriente en todos los aspectos.»
Le damos voz a cuatro mujeres que coinciden en que son las mujeres musulmanas las que deben hablar de su situación y no otras arrogándose como ‘sus salvadoras’.
Breve reflexión de Fatima Tahiri sobre la crisis política, humanitaria y la violación de derechos humanos que vive actualmente el pueblo afgano y de cómo está reaccionando el feminismo blanco occidental:
«La situación de crisis política, humanitaria y la violación de derechos humanos que vive actualmente, por desgracia, el pueblo afgano nos coloca en la vieja posición discursiva donde el islam se convierte en la fuente de todos los males. Las lecturas culturalistas basadas en prejuicios racistas e islamófobos no sólo nos coloca 20 años atrás, como Afganistán, sino que nos muestra que las cosas nunca han cambiado para lxs otrxs. Basar toda la problemática de la cuestión Afgana en el islam no es sólo islamófobo y racista sino que deniega la agencia política de los y las afganas como sujetxs politicxs. No son más que musulmanxs que lidian con una religión que les oprime sin tener en cuenta la historia, el colonialismo, la intervención internacional y las características sociales del pueblo afgano.
Nuevamente nos vemos inmersos en las dinámicas racistas e islamófobas donde se apunta a la comunidad musulmana y donde el discurso de la ‘salvación de las mujeres musulmanas’ se convierte en el eje principal tal y como sucedió en el colonialismo. El uso de la mujer musulmana y su cuerpo ha sido una estrategia colonial para someter a los pueblos y hacer un lavado a las atrocidades y crimines de guerra cometidos durante la colonización.
El mismo modus operandi se utilizó en la invasión de EEUU en Afganistán que más allá de mejorar la situación de la mujer, la empeoró.
Hablar por las mujeres musulmanas es violencia, anular su capacidad intelectual y política es violencia, posicionarte como blanca salvadora es violencia y es una opresión constante con la que muchas tenemos que lidiar. La variante racial y religiosa hace que se suspenda nuestro papel como mujeres y que seamos vistas sólo como pueblos inferiores que hay que salvar y civilizar, negando todo tipo de sororidad y exaltando todo un imaginario supremacista blanco.
La cuestión afgana salpica a toda la comunidad musulmana debido a que el racismo hace que todo sea considerado como un bloque homogéneo, nada más lejos de la realidad. Solo somos [para ellxs] musulmanxs y no somos personas.»
- Puedes oírla recitar su poema ‘Yo soy la otra, que solo quiere ser’ y ver las imágenes que lo ilustran en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=rQJUEff0iwI
Ha sido investigadora pre doctoral en el Departamento de estudios árabes e islámicos de la UAM y ha trabajado también como investigadora en el Taller de Estudios Internacionales Mediterráneos.
Boushra Almutawakel, fotógrafa yemení. Su trabajo aborda la percepción internacional sobre árabes y musulmanes, centrándose en particular en la percepción internacional sobre los temas de género y en las representaciones de las mujeres musulmanas/árabes y su vestimenta.
Es autora de la imagen que se ha viralizado con la llegada de los talibanes a Afganistan, una serie que muestra la transformación de una madre musulmana, su hija y una muñeca. La obra fue creada en 2010 y, 11 años después, en medio de la crisis de Kabul, ha vuelto a circular ampliamente.
«Mi trabajo no es sobre el Islam, es sobre el extremismo. Se trata de la misoginia patriarcal, que no solo se encuentra en el mundo musulmán y árabe, está en todas partes.Y yo no estoy hablando por las mujeres afganas. Ellas pueden hablar por sí mismas. Creo que la gente debe escuchar y no hablar en su nombre.»
Las mujeres feministas musulmanas son de obligada lectura para empezar a pensar(nos) desde un lugar menos asqueroso como femiListas. También nos sirve para aprender leer las publicaciones y destellos de lucidez de Wadia N Duhni sobre qué podemos hacer las blancas con toda esta bola de violencia que en realidad nos pilla bien de cerca en nuestras ciudades, barrios, edificios y ascensores. Las que tenemos hijxs tenemos trabajo para que en nuestras semillas no crezca ni se perpetúe el odio hacia la otredad.
Lo escribe así Wadia en su muro de facebook: «Muchas me habéis escrito en los últimos días preguntándome, desde vuestra posición de privilegio, cómo podéis apoyarnos. Yo siempre digo lo mismo: USANDO ese privilegio. Si presenciáis cualquier tipo de ataque o agresión racista a cualquier persona migrante o racializada, en CUALQUIER espacio (en el trabajo, en la cola del supermercado, en la plaza, en el banco, en el bar con los colegas, en la uni, en las playas; donde toque); MOJAROS. Señalad con el dedo. Que todo el mundo lo vea. Que el agresor o la agresora queden abiertamente identificados y rechazados. Si no tienen vergüenza, hacédsela sentir. Sin tapujos. Sin medias tintas. Con total parcialidad. Mirad a los ojos. Grabad los hechos. Ofreceros como testigos. Acompañad. Denunciad. ¿Hasta cuándo? Hasta que los paremos. Hasta que este aparato racista colonial sea desmantelado por completo. Abrazadnos. Sostenednos. Nada en el mundo es más empoderador ni más electrizante que alentarnos unas a otras. Que sentirnos. Que estar. Protejámonos. Amémonos luchando por lo justo desde nuestro lugar en el mundo. Bailemos al son de esta –nuestra– revolución.»
Mujeres que necesitan protección, ayuda, mujeres desvalidas, mujeres-víctimas, mujeres que necesitan unx salvadorx (por supuesto blancx) son maneras de nombrar(nos) sacadas del Manual del Patriarcado. No repitamos con nuestras compañeras las mismas lógicas que tiene el patriarcado con nosotras, las feministas blancas occidentales, las empoderadas y liberadas por antonomasia. Abandonemos esa actitud infantilizante y paternalista, ese feminismo asistencialista y oenegero.
Gracias de verdad a todas las feministas musulmanas que están publicando estos días (y no sólo) para explicarnos incansablemente todo lo que todavía no entendemos.