La mala memoria y la memoria de la maldad

Contra la alienación colectiva y el poder del miedo

Hasta hoy, avanza imparable el  pensamiento  alienante en todos los órdenes de la vida. El espiritual a causa de las religiones, el económico, a causa de las políticas neoliberales, el político por el acoso neoliberal neofascista que pretende privatizar el mundo y ponerlo bajo su control férreo,  o el cultural por el adocenamiento y el uso interesado  de la cultura por los mismos que dirigen el mundo. Gracias a todos estos elementos  se echan de menos en la esfera pública las ausencias de miles de voces que soñaron con un porvenir bien diferente al que se nos quiere conducir.

De seguir así, iremos viendo desaparecer más librerías de las que ya lo han hecho, lo mismo que aumentarán todas las trabas para que  sigan teniendo presencia pública y falta de medios las televisiones y radios alternativas, diarios  digitales, páginas web o blogs molestos para los gendarmes del pensamiento único  que surcan el mar Internet.

Existe el mismo  denodado empeño en hacer desaparecer de la memoria colectiva los nombres de los peores criminales de las élites, que son siempre, por cierto, exactamente eso: los peores criminales,  como el empeño  de olvidar a sus víctimas, ocultar sus nombres y enterrar en las cunetas de la Historia no solo sus cadáveres, sino el por qué están ahí.

Este es el trabajo repugnante de las hormigas -soldado del mundo rico de oriente tanto como  de occidente; del norte tanto como del sur del Planeta. Y también, por supuesto, de los soldados-soldados, el último baluarte defensivo una vez agotados todos los demás.

Con profundo pesar tenemos que reconocer que la perseverancia de los creadores de los males sociales y sus hormigas- soldado ha calado en el inconsciente colectivo hasta este momento. No hay más que ver cómo sus políticas del miedo – con la aparición de un virus nuevo del que se sabe poco- consiguen  en cuestión de pocos días poner al  mundo entero es estado de guerra y meter a las gentes en sus casas en todo el Planeta. Algo insólito y altamente preocupante como precedente, sobre todo cuando aún no está clara la causa real de la aparición de la pandemia.

Porque mientras esperamos el gran descalabro sistémico planetario que se nos bien encima, si  Vd dice aún cosas como por ejemplo: hay que eliminar  los paraísos fiscales, mucha gente le dirá que de acuerdo, pero luego vota conservador. O si Vd dice: hay que convertir las Iglesias en hospitales, bibliotecas y salas de conciertos, a lo mejor le dicen que de acuerdo, pero luego bautizan a sus bebés. Ni que decir tiene que si usted defiende la necesidad de una revolución espiritual y social pacífica que  se encamine a erradicar de nuestras vidas  nuestro modo de pensar egocéntrico, socialice los bancos, reparta entre los necesitados  los bienes del clero,  ponga límites a la  propiedad privada o critique al mal llamado sistema democrático por ser incapaz de ponerse al lado de los trabajadores y de los pobres que genera el exceso de riquezas y su falta de control social, se encontrará  frente a las hormigas- soldado y puede que hasta con los soldados normales y corrientes llegado un caso extremo, como por ejemplo, un fascismo. Y lo que es mucho peor: ante la indiferencia, la incredulidad, y hasta del rechazo de aquellos que objetivamente necesitan que cambie el orden de este mundo a su favor con medidas como las mencionadas y otras de ese corte.

Confiemos en que en que la extrema situación mundial nos abra los ojos, porque  esta ocasión es tan buena para eso que difícilmente nos veremos en otra como humanidad. Si de esta no despabilamos ya no sé qué más nos tiene que pasar.

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