Las relaciones de ideas y las cuestiones de hecho, el pensamiento de David Hume.

las relaciones de ideas y las cuestiones de hecho, el pensamiento de David Hume.

Si alguna tarde vamos dando un paseo por la calle, podemos constatar que, en el parque por el que paseamos, no excesivamente arbolado, acaban de plantar un precioso ciprés, con lo que, si antes había sólo dos árboles, ahora ya son tres los que rodean el estanque. Si no conocemos las características de esta nueva especie, transcurrido el verano veremos que el ciprés es un árbol de hoja perenne que mantiene su color oscuro en todas las estaciones.

Sabemos, por lo tanto, dos nuevas cosas: que hay tres árboles y que el que fue plantado el último no perderá la hoja en otoño. ¿Es el mismo tipo de razonamiento el que nos nos permite saber cuántos árboles hay ahora que han plantado uno nuevo que aquel que nos indica que el otoño que viene el árbol no perderá la hoja? Hume diferenciará entre dos tipos de razonamientos o modos de proceder de la mente: las relaciones de ideas y las cuestiones de hecho (matters of fact).


LAS RELACIONES DE IDEAS

Es aquel tipo de razonamiento, propio de la geometría, el álgebra y la aritmética que no se basa en existencias reales, es decir; son proposiciones que sólo acuden a operaciones de la mente, independientemente de si lo que se afirma en ellas tiene una existencia real en el universo o no.

Por ejemplo: podemos inferir la siguiente igualdad :

5+5+5= 30/2


Para saber esto no nos basamos en nada externo a nosotros mismos. No es necesario tener 15 unidades físicas de algo para comprobar esta operación.

¿En qué se basan entonces esta clase de razonamientos? Hume dirá que en el principio lógico de no-contradicción: lo contrario a una relación de idea es imposible porque es contradictorio.
No es posible anular la igualdad 5+5+5+= 30/2 sin caer en un absurdo lógico.

Por este motivo, Hume afirma que las relaciones de ideas son demostrativamente ciertas a priori. No necesitamoss acudir a la experiencia para saber que la suma de los ángulos de un triángulo es igual a 180°. Esta clase de proposiciones es independiente de si lo que se afirma tiene o no existencia real.



LAS CUESTIONES DE HECHO (MATTERS OF FACT)

Hay, sin embargo, otro tipo de conocimiento radicalmente distinto al que hemos visto: Para saber si los leones comen pan con mantequilla debemos acudir necesariamente a la experiencia. La mera figura de un leon, por sí misma, no indica nada acerca de sus gustos culinarios. Debemos constatar por la experiencia que, efectivamente, a los felinos no les agrada en absoluto nuestro desayuno.

Lo mismo ocurre si queremos averiguar la temperatura de nuestro café con leche o las propiedades y efectos que puede causar un objeto determinado. Todos nosotros aprendemos de niños que el cristal es peligroso porque se rompe y que no es buena cosa meter los dedos en un enchufe.

Las cuestiones de hecho se basan en la experiencia y, por lo tanto, son proposiciones que tratan de cosas existentes. La física, la historia, las ciencias naturales, la meteorología, etc. son todas ellas cuestiones de hecho cuyo conocimiento es imposible a priori, es decir, sin una experiencia previa que nos muestre sus propiedades y efectos.

El problema es ahora saber qué tipo de conocimiento surge de la experiencia y en qué principios nos basamos para inferir «verdades» de hecho. ¿Cómo podemos saber que el fuego quema y consume oxígeno?

Parece evidente que si sólo nos fijamos en las cualidades de un objeto (color, tamaño, forma, rugosidad, olor, etc.) no podremos descubrir las propiedades y efectos que puede llegar a producir ni podremos conocer las causas de las que proviene.

El azul del agua y su trasparencia no implican en absoluto que podamos mojarnos o ahogarnos en ella. La forma y color de un imán nada nos dice acerca de su propiedad de atracción de otros metales. Entonces ¿Cómo tenemos conocimiento de las causas y los efectos que producen los seres naturales?¿Cómo predecimos los fenómenos de la naturaleza?

Hume afirma que todos los razonamientos que parten de la experiencia están fundados en la relación causa-efecto. Y por eso, al contrario de lo que ocurría con las relaciones de ideas, lo contrario a una cuestión de hecho no implica contradicción ni absurdo..

La proposición «el sol no saldrá mañana» no implica ninguna contradicción lógica respecto a la proposición que ahora se cumple: «el sol sale todos los días». El sol podría dejar de salir o ciertos hechos de la naturaleza dejar de cumplirse por razones que desconocemos. También podría suceder que variaran ciertos acontecimientos.

Esto supone que lo contrario a una cuestión de hecho es siempre posible y que, por lo tanto, sobre aquello que se basa en la experiencia no tenemos conocimientos absoluta y demostrativamente ciertos, sino meramente probables.

El análisis de Hume convierte a la física (y a todas las ciencias que versan sobre la naturaleza) en una ciencia que no nos proporciona certezas absolutas y definitivas. Este hecho fue muy mal acogido por la mayoría de los científicos y filósofos de su época.


LA CRÍTICA A LA IDEA DE CAUSA


Hemos visto que las causas y los efectos no pueden ser alcanzados a priori, sino por la experiencia. Pero las causas y los efectos no son cualidades sensibles de los objetos y, por lo tanto, no son sensaciones en sí mismas. Cuando percibimos un objeto no podemos predecir qué efectos producirá en un futuro tan sólo teniendo una sensación clara del objeto.

La sola sensación de un objeto no nos permite inferir sus causas y efectos. Por ejemplo Imaginemos que es la primera vez que vemos una partida de billar. El taco imprime su movimiento a la bolaA que se mueve hacia la bolaB. ¿Qué ocurrirá? ¿Se quedarán quietas las dos? ¿Volverá a bolaA a su posición inicial? ¿Rebotará hacia otra dirección?

A priori no podríamos aventurar nada; todas las posibilidades podrían darse. Sólo podemos dar preferencia a una posibilidad cuando tenemos una experiencia precedente de un hecho semejante.

Ante cualquier fenómeno físico ¿En qué nos basamos para inferir que lo que ha venido ocurriendo en un pasado va a ocurrir también en un futuro? Si el límite de nuestro conocimiento son las impresiones actuales (o recordadas como ideas) ¿cómo podemos tener certezas acerca de hechos futuros si no tenemos impresión alguna de lo que puede suceder en un futuro?

Segun Hume, la causalidad es el fundamento de nuestro conocimiento fáctico. Sin embargo, las causas no son objeto de impresión alguna. Al ser el efecto totalmente distinto de su causa no puede descubrirse en ella. Llamamos causa a un hecho o fenómeno que se produce siempre relacionado inmediatamente con otro hecho posterior al que denominamos efecto. La relación causa-efecto no es más que la percepción (impresión) de varios hechos contiguos que se dan normalmente juntos.

Siempre que llueve aparecen asociados otros hechos que nosotros tomamos como efectos: nos mojamos, salen los caracoles; el tráfico se ralentiza hasta la desesperación… Tenemos sensación de estos hechos como de una serie que siempre se repetirá de manera semejante, debido a la constancia de su sucesión en un pasado. Pero ¿Es la conexión causal una conexión necesaria?¿Siempre que llueve saldrán los caracoles? ¿Saldrá el sol mañana?

¿Que es lo que nos permite esperar que lo que en un pasado ha venido sucediendo volverá a ocurrir con toda seguridad en un futuro? La creencia. La conexión causal no es necesaria ya que su contrario no implica contradicción alguna.

Como en el pasado siempre que ha llovido han salido los caracoles adquirimos la costumbre de pensar que la relación lluvia-caracol se seguirá produciendo en un futuro. Pero esta conexión entre lo que llamamos causa y sus efectos no tiene forzosamente que suceder. El hábito adquirido por la costumbre de ver que estos dos hechos se han producido siempre con anterioridad no nos da el derecho de afirmar que su conexión es necesaria. Las cosas pueden cambiar o dejar de funcionar en un futuro como lo han hecho hasta ahora.

En el conocimiento de los fenómenos físicos no hay necesidad ni certeza absoluta, sino mera probabilidad fruto de la creencia de que en un futuro se producirán hechos semejantes a los que acontecieron en el pasado. La física ya no es un conocimiento seguro ni predictivo, sino meramente conjetural y probable.

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