Mecanismos de asunción masiva de la ideología del poder

El pensamiento único binario avanza sobre unas redes que prometían diversidad. A medida que las opiniones se convierten en creencias, las críticas devienen ofensas.

 

TINA Thatcher cabalga. Alternative thinking is not permitted, mecanismos de asunción masiva de la ideología del poder

Es notorio que durante esta crisis he sostenido el derecho a dudar de las versiones oficiales. Como he hecho toda mi vida, pero en esta ocasión me he encontrado en una minoría mucho más pequeña que otras veces. Incluso muchos de los críticos habituales contra el sistema se han conformado con seguir las teorías y, sobre todo, el modelo dominante, que es el surgido del conjunto de medidas aplicadas por las autoridades chinas.

Por ello, y en la medida del cerrojazo informativo de medios y redes[1], como Diógenes de Sínope con su candil, he ido buscando experiencias que hubieran ido ensayando alternativas o una mera flexibilización del modelo autoritario chino, que los dependientes venden como único de forma machacante. Los encontré en la base, y sobre todo en aquellos lugares donde la mayoría de la humanidad[2] no puede seguir esas medidas (desde lavarse las manos hasta prescindir temporalmente de su trabajo) y se veía obligada a autoroganizarse al margen de las patrullas policiales.

El modelo chino, de arriba abajo y sin discusión posible, tenía una naturaleza binaria, pero lo más interesante se presentaba en los intersticios. Por una parte, teníamos el “para casa todos y calladitos” de los gobiernos responsables, paradójicamente muchos de ellos “socialdemócratas” o de corte liberal, sacrificando en el medio plazo el modo de ganarse la vida de muchos, en aras de supuestamente reducir la mortalidad. Y en el otro polo, los del capitalismo neosalvaje, los “populistas”, que enarbolaban su histórico “sálvese quien pueda, y los ricos primeros”, despreocupándose de la mayoría desposeída y abandonándola a su suerte.

Para salvar sus degradados sistemas sanitarios y sobre todo su rédito político y ocultar su responsabilidad en dicha degradación, todos plantearon desde el principio dicotomías excluyentes entre “salud” y “economía”. Los primeros postergaban el dilema entre ambas esferas, los segundos simplemente la ignoraban[3].

Desde el principio he defendido que no acepto esa dicotomía ya que salud y economía me parecen entreverados de forma imposible de separar. Por lo que es lógico que me interesara por aquellas sociedades y comunidades, resultó ser que muchas de las que nos dijeron, que trataron de buscar un equilibrio, por delicado que fuera. Y paradójicamente, en este caso las más ocultadas resultaron ser los países que lo hicieron dentro del status quo, más que las comunidades rebeldes por autorganización histórica o simplemente empujadas por la necesidad.

En una sociedad dual, el modelo autoritario posterga el dilema entre salud y economía, mientras que los populismos anglosajones simplemente lo ignoran

Por eso, llamó doblemente mi atención esta semana un reportaje sobre la experiencia sueca, que además, condición sine qua non provenía de una fuente que, digamos, merece cierta credibilidad tanto en la calidad de su producción como en la seriedad de su exposición, como es el canal ARTE[4]. De título anticipatoriamente frugal: Suecia contra el coronavirus[5], no sólo me interesó por su contenido, el ensayo de un frágil equilibrio entre la libertad y la seguridad, sino también y de forma muy importante, por su tono. Forma y fondo coherentes, como siempre hemos defendido. En la ensordecedora tormenta de gritos, la grabación se contagiaba del mismo tono calmado y reflexivo con que se abordaba la pandemia. En el tiempo de las estentóreas certidumbres, el punto de vista del narrador estaba instalado en la duda.

Como con otros muchos materiales difíciles de desenterrar y como hacen otros referentes conmigo, puse el vídeo a disposición de mis conocidos. Sabiendo cómo son estos tiempos de escaldados, le redacté al post, como al artículo sobre Anguita y El País, un disclaimer introductorio, un descargo de responsabilidad en el sentido que no todo, nada diría yo, de lo que comparto en redes, lo respaldo cien por cien, sino que me parece que hay motivos, partes, debates que abre, que pueden ser interesantes (otro día podemos debatir el aire intelectual enrarecido que reclama estas disculpas previas[6]). No defendía ninguna de las opciones que aparecen durante él mismo, sino su oportunidad, su aporte de puntos de vista variados y de una forma reposada y tranquila.

Se ve que pese a mis escamas todavía conservo cierta ingenuidad ya que me sorprendí al recibir respuestas rápidas y airadas desde varios frentes, algunos insospechados. He dejado bastante claro en mis escritos de este período que debo estar mucho más cerca de la posición de la familia protagonista, es decir que “es cuando veo los medios que tengo miedo”, que de la periodista que hace de testigo, “lo que cabe preguntarse es si ha habido más muertos que los necesarios”. Pese a ello, me chocó que algunas de las contestaciones a mi propuesta destilaran una cierta agresividad, como si les hubiera interpelado personalmente.

El segundo factor que me resultó relevante fue que, conociendo tres artículos que se han colado de manera destacada en la prensa mainstream, uno temprano y de pago del periódico El Mundo que giraba sobre Anders Tegnell (el Fernado Simón español) y dos casi calcados de El Confidencia[7]l y 20 Minutos[8], ambos de estructura calcada, con interrogantes en el titular e inicio de sesgo muy negativo para acabar casi desmintiéndose con profusos matices en los últimos párrafos a los que no muchos lectores de la era internet llegan, mis interlocutores se concentraban en el último, a veces sin más adorno que un epíteto cuestionando si desconocía el “desastre” o “el infierno” que se iba a producir en breve.

Nadie, ni de la izquierda NO  emocional cuestionó el que destacara que, en un momento del documental, se subrayaba que el factor clave en Suecia “podía ser” (atención al talante) «la capacidad se incrementó y las plantillas se ampliaron ANTES de la crisis, no como aquí». Es decir, se ignoraba el ámbito donde se podía argumentar que la derecha ha sido responsable por los recortes y la falta de previsión, y se entraba al trapo emocional de las publicaciones de cuyo signo somos conscientes todos, cuando ellas un poco más abajo cuestionaban su propio tono alarmista.

El ajuste que preparan va a terminar de cargarse esa sanidad que no estaba preparada para la crisis porque la estaban privatizando

Por otra parte, pese a que casi todos son profesionales, nadie parecía lo suficientemente maduro para calcular que, si se utilizaban calificativos como “infierno” o “catástrofe” partiendo que las cifras del Financial Times fueran correctas, más de 3.500 muertos para más de 10 millones de habitantes, ¿qué podíamos decir de las de los lugares en que vivimos? Porque podemos hacer lo que los anglosajones llaman “do the math” y entonces ¿cómo deberíamos definir los resultados del modelo que nos han forzado a adoptar y que algunos parecen considerar como propio? De entrada, la Dinamarca del Sur, registra a día de hoy más de 6.600 fallecidos con una población de 7,7 millones. Do the math… ¿”hecatombe”, “apocalipsis”[9]? ¿Cómo puede ser que adultos pensantes y comprometidos deleguen su capacidad de raciocinio, e incluso de simple cálculo, en manos del poder?

Una sola crítica se asentó  sobre una argumentación positiva y desafiante, avanzando en su contestación que podía haber otros modelos intermedios, y que podían haber tenido más éxito, como, por ejemplo, el de Uruguay, brindando dos artículos publicados en el Clarín[10] y en… sí, en el As[11]. Todo el resto arrojaban el texto inconcluso de 20 Minutos como escudo ante la herejía.

Desechemos de inmediato cometer la misma soberbia, la rebequería emocional, y tratemos de cumplir con lo predicado. Distancia y análisis, e igual podemos aprender algo, con lo que será un día que habrá merecido la pena disfrutar. Preguntémonos, ¿por qué ese tono? Como todo el mundo a estas alturas sabe, he venido argumentando que, aceptando pasivamente el modelo impuesto, “nos” hemos cargado los medios de subsistencia de la mitad de la población, que estamos en un Estado policial y que el ajuste que preparan va a terminar de cargarse esa sanidad que no estaba preparada para la crisis porque la estaban privatizando[12]. Que 2/3 de los muertos en España fueron en asilos de ancianos producto de esos recortes y del modelo de cribaje posterior por el que se les dejó morir en vez de concentrar los recursos en esas mismas residencias[13]. Que si en Suecia llevan casi tantos muertos por el coronavirus como provocó el 11-S en Nueva York y la opción para rentabilizarlos de de Bush con la Guerra contra el Terror multiplicó cada uno de ellos literalmente por mil, ya veremos por cuantos multiplica la opción autoritaria y de paralización de la economía la salida de la pandemia. Si ya hay carencia de alimentos en algunos lugares de mi barrio, uno de clase trabajadora del Primer Mundo, ¿qué está pasando ahora mismo en El Salvador o Tanzania?[14] Y otros devaneos de este estilo producto de una mente inquieta. ¿Cómo pueden estas afirmaciones, y la propuesta de que se podrían estudiar otras vías, tomarse como algo personal, con la excepción razonable de que uno hubiera participado en la gestión o en la elección de los policy makers responsables, que no es el caso?[15]  ¿Cuáles son los motivos que pueden arrojar algo de luz sobre la estructura del sistema, sobre los mecanismos por los que mucha gente asimila las tesis del poder como propias?

La jerga religiosa en lo patriota, bélica en lo social y futbolística en la política emponzoña todo pensamiento y expresión

Pues los que vivimos en Catalunya ya estábamos familiarizados con ese nivel de agresividad[16]. Ingenuos de nosotros pensábamos que podía deberse a la naturaleza emocional del tema nacional. Que era connatural al telurismo y al esencialismo del patriotismo. A su encaje de valores tradicionales (Mas llegó a exclamar una noche de delirio electoral, “un poble, una nació, un líder”, aparentemente ajeno a los ecos que resucitaba).

Este clima de crispación generalizada coincidió en el tiempo con el estallido de las redes sociales, especialmente la de Twitter, que, por sus limitaciones de extensión, obliga a convertir condicionales y subordinadas en pequeños dogmas de fe.

Observamos cómo el sentimiento íntimo, casi religiosos del nacionalismo, de convicción inamovible infecta todo tipo de posicionamiento y obnubila  su capacidad crítica. La jerga religiosa en lo patriota, bélica en lo social y futbolística en la política emponzoña todo pensamiento y expresión. El pensamiento único binario Llegamos a asistir a cómo los presentadores de Tele Mama Chicho casi celebran con sorna pueblerina los muertos de los modelos alternativos como goles del “equipo” local; y como Televisión Tres Mil Colinas nos explica como el chamán nostrat es mucho más sabio que el de Madrid. A medida que las opiniones se convierten en creencias, las críticas devienen ofensas. Donde hay “héroes”, tiene que haber “traidores”, y donde hay comunión, pecado.

Cómo en el mundo ya no distópico de 1984, la existencia de un enemigo, y la creencia en el mismo, son parte ya del sistema de control y, como bromeó Keith Jensen, “lo que Orwell no pudo predecir fue que compraríamos las cámaras nosotros mismos y que nuestro mayor temor sería que nadie estuviera mirando».

No debemos ya tener miedo. La distopía ya no existe, vivimos en ella. Y la utopía ya no existe, porque es realizable

No iba tan errado Igual que contemplar una puesta de sol o una obra de arte se ha convertido, Instagram mediante, en ser contemplado contemplando, la opinión se ha convertido en una ocasión más para mostrar que somos idénticos al rebaño. Ya habíamos sido advertidos durante la ducha patriótica que los más despreciables, por peligrosos, son los que no se sitúan en las astas complementarias del pensamiento único binario, al margen de las elecciones condicionadas del sistema: ¿eres de Mac o PC? ¿Pepsi o Coca? ¿IPhone o Samsung? ¿quieres más a tu papá o a tu mamá? ¿eres catalán o español? Yo, mire, es que no soy patriota, a mi “la música militar nunca me supo levantar…”[17] . Respuesta errónea. ¿No le ciega el pánico por la amenaza sobre la vida y la de los seres queridos? Irresponsable. Le puedo proteger de mi propia protección, solo firme aquí con la sangre de su libertad. No parecen entender que no se puede ser equidistante si se coloca uno fuera de la ecuación, mirando con escepticismo hacia adentro y con esperanza hacia el infinito[18].

Hemos olvidado de dónde venimos, que el pensamiento surge de la incertidumbre y la pregunta. De la duda metódica[19] y la dialéctica. Y a dónde vamos. hacia el diseño de alternativas al abismo actual. Enfrente se alza TINA Thatcher[20] y el coro que entona el Alternative thinking is not permitted. Pero no debemos ya tener miedo. La distopía ya no existe, vivimos en ella. Y la utopía ya no existe, porque es realizable[21].

 

[1] https://bovemontero.com/2018/05/08/facebook-perseguira-noticias-falsas-de-su-red-desde-barcelona-el-nuevo-centro-ubicado-en-torre-glories-actuara-sobre-contenidos-de-europa-y-latinoamerica/

[2] https://www.youtube.com/watch?v=ZBwRyohyUfo

[3] El modelo «asiático» (el que se ha adoptado en China, España, Italia, algunos países escandinavos, Rusia y parte de Latinoamérica, Asia y Oceanía) y el anglosajón (EEUU, Reino Unido, Brasil y populismos varios) son esencialmente iguales, dos gemelos separados al nacer, pero igualmente jerarquizados, coercitivos y básicamente centrados a largo en que los ricos se salven, salgan beneficiados y controlen aún más la sociedad

[4] ARTE, Association relative à la télévision européenne, la cadena pública cultural europea que se financia con el canon televisivo franco-alemán https://www.arte.tv/sites/es/corporate/quienes-somos/?lang=es

[5] Con subtítulos en español https://www.arte.tv/es/videos/092187-004-A/suecia-contra-el-coronavirus/

[6] Ya en mi artículo sobre The great rock and roll swindle. Coronavirus y capitalismo, historia de un chantaje planetario comentaba sobre los “gritos de rigor” que “Hasta hace bien poco, prácticamente no se podía abordar el conflicto vasco sin la condena previa de “toda violencia”.  Hoy incurre en anatema todo aquel que ose referirse al coronavirus sin preceder sus palabras del correspondiente disclaimer: “sin negar la peligrosidad del virus…” https://archivo.kaosenlared.net/the-great-rock-and-roll-swindle-coronavirus-y-capitalismo-historia-de-un-chantaje-planetario/

[7] ¿Visionarios o temerarios? El experimento sueco con el covid sigue siendo un misterio https://www.elconfidencial.com/mundo/europa/2020-05-11/experimento-sueco-covid-misterio_2586955/

[8] Suecia registra ahora la mayor cifra de muertes por Covid por total de población: ¿ha fracasado su respuesta al brote? https://www.20minutos.es/noticia/4264590/0/suecia-cabeza-muertes-coronavirus-millon-habitantes-fase-pandemia/

[9] Una vez, en El Diario de Hoy de El Salvador tuve un debate muy interesante con el director porque quería titular algo así como Caos con un tipo de 150 en portada para lo que habían sido unos disturbios menores sin ni siquieraa heridos (en un país con más de 10 asesinatos al día). Y llegamos a la conclusión que nos acabaríamos quedando sin adjetivos si seguíamos la escalada de exageraciones que está produciendo la prensa para llamar la atención. “Si uno empieza por permitirse un asesinato pronto no le da importancia a robar, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia del día del Señor, y se acaba por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el día siguiente. Una vez que uno empieza a deslizarse cuesta abajo ya no sabe dónde podrá detenerse”. Del asesinato como una de las bellas artes, Thomas de Quincey

[10] Uruguay le gana al coronavirus sin cuarentena: 5 medidas que tomaron para evitar el contagio https://www.clarin.com/internacional/uruguay-gana-coronavirus-cuarentena-medidas-tomaron-evitar-contagio_0_zpNUz7FQX.html

[11] Coronavirus en Uruguay: las claves de una ‘victoria’ sin cuarentena https://as.com/diarioas/2020/05/21/actualidad/1590095120_177943.html

[12] Los despidos de los ‘refuerzos covid’ indignan al personal de los hospitales https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20200525/coronavirus-desescalada-despidos-sanitarios-refuerzo-covid-7973681 Cuando hace dos meses se argumentaba que esta vez se aprendería la lección de las privatizaciones ya apuntamos a que, durante la crisis de las hipotecas, también se había hablado mucho desde los corrillos del poder que habría “cambio de paradigma” y hasta de “renovar el capitalismo, y que el resultado de todo ello han sido más desahucios y sintecho.

[13] Las residencias de mayores llevaban semanas denunciando que apenas podían trasladar a un puñado de residentes a los centros hospitalarios https://www.eldiario.es/madrid/Madrid-rectifica-protocolo-residencias-discapacidad_0_1009999750.html

[14] https://elpais.com/sociedad/2020-04-22/africa-sufre-escasez-subida-de-precios-y-violencia-por-el-coronavirus.html

[15] Se entiende cuando se trata de expectativas defraudadas de colaboracionistas o engañados: “Creo que cualquiera que haya pasado 3 meses (sic) encerrado en casa, incluso a lo mejor ha perdido el trabajo o a un familiar, le molestaría que le viniera alguien y le dijera que el confinamiento no era necesario”.

[16] Desde la aparición del procés como consecuencia de la crisis económica anterior, la reacción de las clases medias en búsqueda de un nuevo marco de indignación integrada y el intento de blanqueo de la corrupción y de rentabilización de las grandes movilizaciones por parte de los partidos nacionalistas dominantes que afrontaban un declive por el entusiasmo con el que abrazaron la privatización y ahondar en los recortes de los servicios sociales. En las asambleas de barrio que surgieron del 15-M vimos cómo la mitad de los neófitos se iban a buscar Ítaca y la otra mitad a la poltrona municipal de la izquierda posibilista, que hizo un en un ejercicio de cooptación de una magnitud desconocida desde que el PSOE se llevó por delante el movimiento vecinal de los 70

[17] George Brassens, La mauvaise reputation https://www.youtube.com/watch?v=-oUo80SSnoc

Versión española de Paco Ibáñez https://www.youtube.com/watch?v=KxM0GCJMbak

En mi pueblo sin pretensión/Tengo mala reputación,/Haga lo que haga es igual/Todo lo consideran mal,/Yo no pienso pues hacer ningún daño/Queriendo vivir fuera del rebaño;
No, a la gente no gusta que/Uno tenga su propia fe/No, a la gente no gusta que/Uno tenga su propia fe.
Todos, todos me miran mal/Salvo los ciegos, es natural.
Cuando la fiesta nacional(Yo me quedo en la cama igual,/Que la música militar/Nunca me supo levantar./En el mundo pues no hay mayor pecado/Que el de no seguir al abanderado;
No, a la gente no gusta que/Uno tenga su propia fe/No, a la gente no gusta que/Uno tenga su propia fe.
Todos me muestran con el dedo/Salvo los mancos, quiero y no puedo.
Si en la calle corre un ladrón/Y a la zaga va un ricachón/Zancadilla pongo al señor/Y aplastado el perseguidor/Eso sí que sí que será una lata/Siempre tengo yo que meter la pata;
No, a la gente no gusta que/Uno tenga su propia fe/No, a la gente no gusta que/Uno tenga su propia fe.
Todos tras de mí a correr/Salvo los cojos, es de creer.

[18] José Iglesias Etxezarreta, 2016, Cambio y comunicación en el capitalismo contemporáneo, “Se trata obviamente de ir más allá de los medios alternativos, su fragilidad y sus contradicciones y dotarse de auténticas políticas de comunicación alternativa. No se trata de avanzar la Utopía, cómo se constituirá ideológicamente una sociedad futuro. Los filósofos marxistas más preparados subrayan que no creen que se den las premisas para ello. Por ejemplo, Marcuse, en L a sociedad carnívora, parte de que «para poder crear una sociedad libre tenemos que ser libres (…) Si no, las necesidades y satisfacciones que reproducen una sociedad represiva serían transportadas a la nueva sociedad; hombres represivos llevarían consigo su represión a la nueva sociedad.», o de forma más definida, según Varghese & Blyth63, «parafraseando a Marx, aquellos en una sociedad no libre no pueden imaginar lo que es ser libre».

[19] René Descartes, 1637, Discurso del método/1644, Principios de filosofía

[20] There Is No Alternative

[21] Herbert Marcuse, 1968, El final de la utopía, Ariel

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