El Cocinero fiel, asintomático y supercontagiador
Futbolistas PCR si, hostelería imprescindible.
Huele a improvisación en la clase política y es necesario aclarar, que pueden incurrir en fatales errores de sanidad pública y/o prevaricación, si respondiesen sus decisiones más al interés de un grupo de empresarios que al interés público. Dónde esta el defensor del pueblo.
Tanto Madrid, como Barcelona son ciudades plagadas de bares y restaurantes. El ámbito de la hostelería en España según la página de mapalsoftware, ocupa a 1, 6 millones de personas, existen en torno a los 280.000 locales, un bar por cada 175 personas y algunos locales actualmente, están afortunadamente ofreciendo sus servicios de envíos a domicilio, hecho que permite que mucha gente pueda comer bien y a su vez mantener activo el mercado horeca (Hoteles, Restaurantes, Cafeterías).
A su vez España, recibía una media de 80 millones de turistas al año y como es natural pretende seguir contando a corto y largo plazo con la visita de los clientes nacionales como los visitantes extranjeros. Podríamos dar por sentado que las autoridades españolas, a nivel local como a nivel nacional ya han contemplado realizar los pertinentes análisis de la población que te pondrá la caña, te alcanzará la tapa, cortará y limpiará las carnes, los pescados, pelará las patatas y luego de dar una vuelta, te servirá el croissant.
Entendemos que la señora Ayuso, el señor Almeida y el ministro de Sanidad, los inspectores del ámbito de la restauración ya son conscientes de lo que estamos denunciando, sino, es evidente que no hubiesen solicitado, incluso con la insistencia de algunos empresarios con los cuales se había reunido, la apertura de Madrid a la fase 1.
Todo ello, el debido control de aquellos que manipulan los enseres, el género alimenticio y que te preparan la tostada que acompaña tu desayuno, deberían cumplir además de los protocolos de cocina básicos, que para nada son desdeñables, nuevos protocolos de actuación para saber cómo actuar frente a esta “nueva normalidad”.
Todos sabemos que la hostelería mueve mucho dinero en España, y por eso mismo es de importancia pública que tanto ahora, como para el tan anhelado cambio de fase, se anticipen y realicen los controles sanitarios pertinentes, las pruebas sanitarias a aquellos que van a manipular tanto los alimentos como los enseres para no disparar las cifras de posibles contagios. Porque el título de este artículo en una población laboral de un millón y medio de trabajadores vinculados a la hostelería se puede dar perfectamente.
Al no realizarse los estudios, análisis PCR a todo ese segmento laboral, al que deberíamos sumar los mercados, se corre el riesgo de que de forma silenciosa se extienda la pandemia, sin casi darnos cuenta. La abuela a la que le alcanzan la comida, el cliente que pide un filete a la plancha, o el camarero que te sirve un café pueden ser perfectamente supercontagiadores asintomáticos.
Estamos hablando del cambio de fase de la Comunidad de Madrid, pero también de los cambios de fase a la apertura de otras comunidades de España, que, ya a partir de esta próxima semana abrirán progresivamente comercios y hostelería en todo el país. Pero el problema además de local es global y extrapolable a nivel internacional.
¿Se han hecho los oportunos análisis al ámbito de la hostelería, mercados, manipuladores antes de abrir los locales?
Creo que no.
Es evidente que se carece de la experiencia científica, porque toda esta situación es nueva, sin embargo, establecer protocolos de actuación para la hostelería y manipuladores de alimentos, tiene que ser imprescindible que tanto los hosteleros como las autoridades deben concientizar e instrumentar antes de la apertura de estos comercios. Imaginemos por un momento que se descubre una situación similar a la que planteamos, cuando a su vez, estamos preparando nuestras playas, restaurantes, hoteles para un turismo nacional o extranjero que pretendemos recuperar. pues daría por tierra con todo el proyecto de despegue económico que pretendemos llevar adelante, a cambio de cierto grado de improvisación en acelerar de forma ficticia la superación de fases, sin preparar adecuadamente a los sectores que, tan primitivo como natural, participan en tu alimentación cotidiana.